Capítulo Diez:

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Los días pasaban, no sabía nada sobre ella. Obito faltó algunos días a las prácticas, pensé que quizás ella había hablado con él y probablemente por ello no iba; pero esa idea desapareció cuando volvió sonriendo y siendo el mismo de siempre. No quise preguntar sobre sus faltas, solamente me dijo "problemas familiares".

Esperaba con ansias verla frente a mi con sus mejillas rosadas y respondiendo con ternura "Tú también me gustas, Minato.", ¡Vaya fantasías tenía!. Pase mis manos por mis cabellos sin dejar de ver los pequeños ojos azules de mi hijo, ¿Será el único hijo que tendré algún día?; cerré mis ojos acariciando la pequeña mejilla.

-Has estado un poco extraño estos últimos días, ¿Ocurre algo?. - preguntó desde la puerta.

Meses. Habían pasado bastantes días sin verla y sin saber de ella, ¿Estará bien?. Hace algunas semanas atrás, Kushina había conocido a alguien; al parecer todo iba bien, trataba y cuidaba bien de Naruto. Ella es feliz, lo cual me alegra demasiado.

-No, nada. - respondí.

-Que va, que digo días, meses caray. - se acercó a mi.

Maldigo el momento en que cada uno conoció las facetas de otro, que con sólo ver los ojos del otro entendemos que ocurre; así sea cuando éramos simples desconocidos, puedo asegurar que es una de las pocas personas que me conocen del todo.

-Realmente no pasa nada. - sonreí forzadamente.

-¿Puedes verme un segundo a los ojos?. - acunó mi rostro en sus manos.

-¿Tengo opción?. - sonreí.

Me giré un poco quedando de frente, al igual me incline para quedar a su altura. Sus ojos veían fijamente los míos, entonces comprendí del todo que lo único que a partir de la separación sólo nos une Naruto; fuera de eso, simplemente seremos amigos.

-¿Te gusta alguien?. -

-Sí... - apenas respondí.

-¿Puedo adivinar?. - se ríe tiernamente.

-Creo que eres una bruja. - me reí despacio.

-¿Verdad qué sí era muy linda?. - suelta mi rostro.

-Bastante, respete tanto el matrimonio que nunca vi a nadie más que a ti. - sacudí mi cabello.

-Aunque al principio me doliera, sabía perfectamente que quizás saldrías con ella. Por suerte, ya no hay nada de ese dolor. -sonríe- Tú quisiste verme feliz, yo quiero verte feliz a ti, Minato. -

-Gracias, pero lamentablemente ella no corresponde mis sentimientos. - respondí suspirando.

-¿No lo hace?, seguro que sí; quizás sólo tuvo miedo. - respondió.

¿Y si en verdad tiene miedo?, ¿Pero y si no quiere nada conmigo?. Estoy en una verdadera confusión, quisiera ir a buscarla y que me dijera ahora mismo sus sentimientos; pero no quiero ser molesto y prefiero dejarla tranquila.

Me confunde completamente, ni siquiera a ido por Obito a mi oficina, mucho menos había ido a limpiar mi casa; cada día dejaba algo que yo fácilmente reconocería si fuera movido, para mi mala suerte siempre estaba en el mismo lugar donde lo dejé aquella mañana.

Me senté en el pequeño sofá frente a la cama de Naruto, seguía pensando en lo dicho; quisiera regresar a casa y ver que ella volvió, aunque no la haya visto el solo saberlo me alegraría bastante.

-Lo dudo, pues parece que ha tenido miedo por meses. - sonreí amargamente.

-No pienses negativo, seguro todo saldrá bien Minato. - respondió.

-No la conozco demasiado para saberlo, irónico. -

No la conozco a la perfección, no sé como pude enamorarme en poco tiempo; ¿A esto llaman amor a primera vista?, ¿Esto es amor "real"?. Sinceramente no había estado tan confundido como hoy, sacudí mis cabellos nuevamente; había perdido por completo la cuenta de las veces que hice esto.

Quiero verla, saber que esta bien, quisiera escuchar su voz y recibir una respuesta ante esta situación para quedarme en paz de una vez por todas. Lo anhelo, deseo aquello con todo mi corazón.

Las horas pasaron y nuevamente me fui a casa, rogaba por encontrar aquel reloj que estaba roto sobre el mueble y que apareciera en la basura ó en mi habitación esperando a que yo decida que hacer.

El camino fue lento, la música de el estéreo no ayudaba del todo. Miraba continuamente mi reloj en la muñeca y repentinamente mi corazón comenzó a acelerarse, al igual que una enorme necesidad de llegar a mi hogar.

Era absurdo, nadie estaría esperando por mi, ¿Porqué la necesidad entonces?. Quizás es el deseo de dormir, descansar. No lo sé, pero esa sensación no desaparecía. Comencé a acelerar un poco la velocidad, mis manos comenzaban a temblar lentamente por la emoción.

Estaba completamente perdido ante la sensación, no entendía mis emociones, seguramente mi mente me esta traicionando; sí seguro es eso. Al llegar me bajé un poco más calmado y sin prisa, abrí la puerta lentamente cuando un delicioso aroma inundó mis fosas nasales.

Espera, yo no hice comida y mucho menos limpié con detergentes aromáticos. Abrí mis ojos en par al ver esos ojos negros frente a mi, sus cabellos azabaches sueltos y ondulados. Sus mejillas levemente sonrojadas y su expresión nerviosa.

-Eres... tú... - cerré la puerta de golpe.

-Sí, lamento la tardanza. - sus ojos se cristalizaron.

Corrí hacía ella para abrazarla sin dudarlo, sentí como correspondía aquel abrazo. Me sentí tan feliz, que nunca creí sentir esta misma sensación. Escuché sus pequeños y bajos sollozos, opté por acariciar su cabello mientras la abrazaba más fuerte.

No lo creía. No lo asimilaba del todo, creía que era un maldito sueño y que al abrir los ojos no la tendría en mis brazos; pero por suerte esta vez no lo era, lo cual hizo que mi garganta formará un gran nudo del cual no podía deshacer fácilmente.

¡Era ella!.

-¿Porqué hasta hoy?, te estuve esperando... - acaricie su rostro.

-Lo siento, mis sentimientos fueron aclarados en cuestión de días. Pero no sabía que hacer, me fui por unas semanas de la ciudad y... -

-Solamente dime, ¿Estarás conmigo a partir de hoy?. - limpie sus lágrimas con mi pulgar.

-Sí, hasta que me quieras lejos de ti. - respondió sonriendo.

Sentí como tomó mis mejillas con ambas manos y me jaló hasta ella, sentí sus labios impactar con los míos; suaves, así eran sus labios. Noté la inexperiencia que tenía, pero poco importaba eso.

-¿Y si quiero que estes por la eternidad?. - sonreí de lado

-Estaré por todo el tiempo que quieras. - entrelazó nuestras manos.

-Entonces acepta estar toda la eternidad junto a mi. - junte nuestras frentes.

-Acepto entonces, Minato. - sonreí.

Besé nuevamente sus labios, nunca creí volverme a enamorar como un adolescente de quince años; vaya que la vida da mil vueltas, ¿Quién dijo que los finales felices no existen?.

Ella fue mi final feliz...

Fin...

Final Feliz (Minato y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora