Capítulo 12.

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-Amiga. -Fernanda al verla la abrazó fuertemente- ¡Qué lindo verte!

-Te he extrañado muchísimo. -Barbarela sonrió y besó su mejilla.

-Menos mal que has regresado, te necesito mucho. -Ingresaron ambas a la casa de Fernanda y se dirigieron a la cocina.

-Me perdí de mucho ¿Verdad? -Barbarela la miró y se sentó cerca de la mesa.

-En este mes pasaron muchísimas cosas. -Suspiró- Más de lo que esperábamos.

-Cuéntame Fer, estoy para escucharte.

Antes de comenzar a hablar Fernanda preparó dos tazas de café y en un plato colocó algunas porciones de pastel de chocolate. Llevó ambas cosas a la mesa y se sentó frente a su amiga quién, expectante esperaba que le contará todas las cosas que habían ocurrido mientras estaba de viaje.

-Encontramos la pista que tanto buscábamos. -Fernanda tomó un sorbo de café y la observó- Sé a dónde está mi hermana.

- ¿Qué? -Indagó sorprendida- ¿Es enserio?

-Sí. -Bebió otro sorbo de café y dejó caer una solitaria lágrima- Por fin tengo algo certero en mis manos que me puede ayudar.

-No te das una idea lo feliz que me hace saber que estás a tan poco de lograr lo que quieres, de por fin tener un dato firme. -Barbarela tomó su mano y la miró.

-Gracias, amiga. Siento que estoy navegando en un mar de sensaciones, aún no sé cómo reaccionar.

- ¿Héctor lo sabe?

-Sí, Él fue conmigo a la seccional de policía.

-Verás que de su mano todo será más llevadero para ti Fer, nunca vas a estar sola.

-Te necesito más que nunca. -Suspiró con pesar- Necesito de la gente que me quiere al lado mío.

-Nunca me iré Fer. -Acarició su mano dulcemente- Ni te soltaré.

-Muchas gracias. -Sonrió tiernamente- Me hace muy bien saberlo.

Barbarela le devolvió la sonrisa y continuaron tomando café, hablaban de muchas cosas y a la vez de algunas anécdotas que venían a su mente. Hace mucho que ambas necesitaban de estas charlas de café donde se entendían muy bien, dónde compartían su sentir y sus opiniones y dónde juntas. encontraban una solución a todos los problemas.

Mientras tanto en aquella habitación de hotel los gemidos y los gritos tornaban el apasionado ambiente que se desataba entre ambos. Para ella estar con José Manuel era como cumplir su mayor deseo o una de sus tantas fantasías. Lo disfrutaba como nunca, y por su mente se le cruzaba la idea de que algún día podría enamorarse de él, y aceptaría cada sentimiento con gusto ya que también desde niña había soñado con casarse y tener hijos.

Ahora, si hablamos de cada sensación que recorría el cuerpo de José Manuel podríamos nombrar todas contrariedades en lo que sentía Alma. Para él, era solo sexo y ya, no tenía ninguna intención de enamorarse y mucho menos tener una criatura a cargo.

Era libre, y eso era lo único que le importaba. Poder hacer lo que quería, sin ataduras ni horarios. Disfrutar, solo eso.

Por primera vez permitió que aquella chica apoyará su cabeza en su pecho y pudiera sentir los latidos de un agitado corazón.

-Me encanto, de verás que fue increíble. -Susurró Alma muy agitada.

-No puedo negar ello, como también no puedo negar que se siente bien tenerte así para mí.

-Quisiera repetirlo un millón de veces.

-Hay más hombres como yo, Alma. Sólo debes buscarlos.

-Puede ser, pero tú fuiste mi primer hombre.

Aquella revelación lo tomó por sorpresa y automáticamente centró su mirada en ella, quién acariciaba su pecho tiernamente.

- ¿Hablas enserio?

-Sí.

En ese momento quiso escapar de allí, esconderse y no verla nunca más, él había sido su primer hombre, nunca lo imagino. Pero ahora sentía miedo, no quería lastimar su corazón y lo único que necesitaba evitar era que Alma se enamorará de él, porque si eso ocurría estaría completamente perdido.

-Deseo formar una familia y tener hijos, de verás que quiero hacerlo, pero tampoco te obligaré a ti a querer lo mismo. Veo que no estás preparado para semejante responsabilidad y que tampoco la quieres.

-No la deseo en este momento de mi vida. Sólo deseo disfrutar.

-Es totalmente comprensible que un hombre tan hermoso como tú desee eso.

"Si Isabel hubiera pensado lo mismo en su momento" pensó José Manuel completamente aturdido.

Alma se colocó sobre él y volvió a besarlo con muchísima pasión. Otro momento más de sexo los esperaba y ninguno de los dos desaprovecharía esa oportunidad. 

Mi deseo eres tú. (Primera Parte) 《TERMINADA》Where stories live. Discover now