Prólogo

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-¡Toma la espada que está ahí!

-¡Pero si lo hago, te van a dañar!

-Yo... realmente no... soy necesaria...

-¡No digas tonterías!¡Te voy a salvar y saldremos de aquí!

Desperté de ese extraño sueño, Carolina estaba ahí, fue bastante extraño. Debo ir a la escuela, hoy tengo exámen de Matemáticas, pero, ¡no quiero presentar el exámen!

De mala gana me levanté, tomando mi uniforme me preparo, por supuesto que nada elegante, solamente iría a la escuela.

Terminando de prepararme, me despedí de mi madre y salí de casa, ese sueño me tenía desconcertado, esa espada tan curiosa y ella tan cerca de mí...

Entré a la escuela y me dirigí hacia el aula.

-Hey, Ezequiel-

Logré escuchar a lo lejos, giré y observé a Yahir.

-Hola, ¿cómo has estado?-

Le pregunté mientras chocabamos la mano.

-Pues, bien, ¿Qué clase tenemos ahora?- dijo

-Artes, creo que me dormiré en la clase- le dije con un tono burlón, aunque realmente lo iba a hacer.

-Siempre durmiendo en clase, nunca cambias- Me dijo recargándose en la pared del salón.

-¿Sabes? Anoche tuve un sueño bastante raro...- Le dije un poco serio.

-Pero si todos los sueños que tienes son raros, ¿con qué me sorprenderás hoy?- Dijo en un tono burlón.

-No, esta vez estaba ella, se notaba con miedo, pero sólo estábamos ella y yo- Mientras lo decía, iba bajando el tono de mi voz.

-No entiendo, ¿Quién estaba ahí?- Dijo Yahir un poco desconcertado.

-Carolina...- Dije sin más.

-¿De nuevo ella?, bueno, cada quién sueña lo que quiere...- Dijo en un tono relajado.

Llegó el profesor y empezó a dictar el apunte que teníamos pendiente. Una vez que terminó la clase, salimos del salón para ir a la siguiente clase.

La clase de Ciencias era una de mis favoritas, ya que era en el laboratorio, y siempre teníamos prácticas como trabajos, aunque fuera emocionante, debía mantener la cordura, ya que el más mínimo incidente causaría una reacción poderosa, capaz de destruir el laboratorio entero.

Ya que habíamos hecho la práctica, terminó la clase. Ahora tocaba la clase del infierno, Matemáticas.
¡Odio Matemáticas! ¡Es una clase que no entiende nadie!

Pero, que más se puede hacer, las reglas son las reglas. Mientras íbamos caminando hacia el salón de matemáticas, me encontré con Carolina.

-¡Hola, Ezequiel!-

-Emmmm... Ho... hola...

Su voz dulce me hizo temblar de los nervios, ya que no suelo hablar con chicas.

-¿Te pasa algo?-

Preguntó algo confundida. En ese momento, llegó Yahir.

-Ezequiel me dijo que cuando estaba dormido, él...-

Le tapé la boca con mis manos, ¡casi le decía a Carolina que soñé con ella! Eso sería lo peor que me podría ocurrir. ¡Perdería la amistad que tenía con ella!

-No, no es nada...- Dije con nervios.

-Bueno, me tengo que ir, ¡nos vemos!

Ella olía a rosas, pero Yahir no podía oler, ya que seguía con su boca tapada. Al darme cuenta, le quité mis manos de su boca.

-¿Por qué no simplemente le dices lo que sientes por ella?-

-¡No! ¡No pienso hacer eso! Por lo menos no ahora...

-¡Ya hay que entrar al salón de matemáticas!

Una vez que entramos, el profesor cerró la puerta y nos miró a todos con ira.

-Cómo sabrán, hoy ustedes van a presentar un exámen de factorización, aquel que no logre el número de aciertos necesarios, va a perder el año, ¿Entendido?

Todo el grupo asintió con temor. Encendió el proyector, para mostrarnos un video. Antes de que hiciera clic en el botón de reproducir, alguien tocó la puerta. ¡Era Carolina! El profesor la dejó pasar, sentándola en un asiento frente a mí. Qué extraño, el profesor no deja pasar a alumnos de otro grupo. Mi corazón se comenzó a acelerar, ¡Carolina estaba frente a mí!

El profesor hizo clic en Reproducir, ya no había marcha atrás, esa era la última vez que veríamos a los profesores como buenas personas...

"Querido Maestro"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora