Debate

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Era impresionante como el desierto Gerudo poseía un calor abrasador durante el día pero que, al caer la noche, un frío intenso se apoderaba de toda la región.

El caballero Hyliano acababa de experimentar aquello en su nuevo viaje como escolta de la princesa, dado a que se habían dirigido a la ciudadela Gerudo para verificar cómo iba el funcionamiento de Vah Naboris, además de que la futura monarca quería preguntarle a la matriarca Urbosa si habían tenido más problemas relacionados al clan Yiga.

Si bien eran enemigos declarados tanto de la familia real como del clan Sheikah, parecían tener una fascinación por hacerles la vida imposible a las Gerudo. Era bien sabido que habían tratado de robar el casco del trueno más de una vez, sólo para terminar siendo electrocutados por la líder de la tribu.

"Otra vez se volvió a escapar" pensó bastante molesto el rubio; había dejado a la princesa en la ciudadela pero las guardias le habían avisado que había salido a escondidas junto a la matriarca, "Ni Abril me daba tantos problemas".

Trataba de entenderla, de verdad, él mismo se había planteado la idea de tener un guardaespaldas y ser acompañado a cada lugar todo el día, sin duda era una idea molesta y que no querría experimentar, pero al mismo tiempo, era solamente su trabajo y la rubia parecía querérselo dificultar a propósito.

Agradecía a lady Urbosa por haberle dado aviso de dónde estaban, ahora mismo caminaba con dificultad en medio de la arena, buscando llegar hasta donde estaba la bestia divina.

"Debí alquilar una morsa del desierto", sus pies se hundían en la arena provocando que se tardara aún más en su trayecto, pero por suerte ya no faltaba mucho. "Diosas, hace un frío horrible", se frotó sus propios brazos para mantener el calor, aquel viento era tan gélido como...

Como el de Tabanta...

Fue entonces cuando cierto guerrero Orni llegó a sus pensamientos, se preguntaba; ¿Cómo estaría? O ¿Qué estaría haciendo en aquel preciso momento?

No había pasado mucho desde la última vez que se habían visto cara a cara, pero aún así, había sido el tiempo suficiente para comenzar a extrañarlo.

"Me pregunto... ¿Si él también piensa así de mi?".

Suspiró antes de apresurar el paso y finalmente llegar hasta aquella bestia con forma de camello. Una vez ingresó y subió hasta llegar al pequeño balcón exterior que tenía la bestia, pudo divisar a la matriarca Gerudo junto con la princesa Zelda.

Le sorprendió ver que Urbosa había puesto varias almohadas y mantas en el lugar para sentarse cómodamente, cuando estuvo sobre Vah Rudania recordaba que no había absolutamente ningún objeto.

Urbosa ya había escuchado los pasos del caballero por lo cual volteó suavemente a mirarlo. Zelda, por su parte, estaba dormida, apoyada cómodamente sobre el hombro de la pelirroja.

— Ah, disculpa que te haya hecho venir... — dijo la ojiverde — Pero veo que veo que viniste rápido, justo como se espera de un caballero.

Link asintió tímidamente mientras mantenía una distancia prudente, sentía cierta incomodidad de ver a la princesa durmiendo de forma tan plácida, tan... Vulnerable; con él siempre se mostraba seria o enfadada.

— La princesa ha pasado todo el día investigando, por eso está agotada — le aclaró la morena — Link, cuéntame... ¿Ustedes dos se están llevando bien?

"Uy sí, bien... Bien mal".

No, no podía decir eso, el Hyliano apretó sus labios mientras desviaba suavemente la mirada, tratando de buscar las palabras adecuadas para describir su relación distante.

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⏰ Última actualización: Mar 09 ⏰

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No te odio... (Revalink) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora