- extra no. 1

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Se negaba a creerlo. No quería y, tenía fe en que si lo evitaba, desaparecería.

—¡No! Es mentira, no creeré ninguna de sus mierdas médicas.

—Señorita Kim, sólo escúchenos y— Yongsun, a pesar de estar amarrada y retenida, escupió en la cara de su psiquiatra.

—No quiero escucharlo a usted ni a cualquiera que me venga a diagnosticar estupideces como la esquizofrenia. Yo no tengo nada de eso, y usted no es nadie para decirme qué parte de mi vida fue real y qué parte no.

Ella se destacaba en su centro de atención por ser una de las más rebeldes de su área: esquizofrenia. Los médicos en turno habían experimentado ya berrinches de pacientes en estado de negación, pero ninguno tan encaprichado como Kim Yongsun.

No ha estado ni seis meses y ya tenía la fama de ser una pesada con los doctores, haciéndoles su trabajo más difícil de realizar. Ha estado seis meses negándose de su diagnóstico, negándose que todos sus amigos se hallaban muertos, que todo fue mentira y que Jungkook se había suicidado.

El día en el que le contaron toda su "verdad" estuvo gritando hasta quedar sin voz, lloró tanto que su piel parecía haberse secado y sufrió lo suficiente como para querer seguir los pasos de su amado Jungkook. Pero todos sus intentos se vieron frustrados, todas las veces en las que sentía que al fin se reunía con él, los médicos lo impedían.

Ya no sabía en qué creer, ella estaba segura que todo fue tan real y cierto, pero su misma realidad la contradecía. De haber sido todo cierto, ¿dónde están sus amigos ahora? Sobre todo, ¿dónde está Jeon?

No sabía, pero quería pensar que estaban en un centro parecido, donde tenían techo y comida y se preguntaban dónde se encontraba ella. Esperaba que la fuesen a buscar, es por eso que siempre se pasaba sus tardes y mañanas en el jardín que hacía de recibidor en el centro de atención juvenil. Esperaba pacientemente por si llegaban a sacarla de ahí, por si querían volverla a ver, por si aún la amaban.

Sin embargo, nunca pasó. En las tres semanas de corta estadía, nadie llamó por su nombre, nadie preguntó su número de habitación, nadie pidió permiso para sacarla y nadie de nombre Jungkook estaba en camino a su rescate.

Cómo podía ser que ella se haya inventado todo, si recordaba bien y en orden todo lo que pasaron juntos. Namjoon no pudo haber muerto, porque lo vió saliendo del elevador. Se encontró a Yoongi cuando se separó del grupo, sintió el cuerpo débil de Jeon cuando recién había peleado con el zombie. No podía habérselo imaginado.

Los enfermeros y algunos pacientes del centro juvenil sentían lástima por ella. Les dolía verla tejiendo en las escaleras del recinto, dibujando en el pasto y escribiendo en su diario lo mucho que extraña ver a Jungkook. Era repetitivo su dolor, tan cotidiano, pero aún así tan agonizante.

Tanta era la pena que sentían por ella, que aunque le ardiera en su alma como aguarrás en piel, le deseaban mostrar que eran puras las alucinaciones que había experimentado, deseando que al fin así se libere del dolor y de una esperanza inexistente. Una esperanza muerta.

Personal médico y asistentes del recinto pidieron permisos a las debidas autoridades, los cuerpos de los jóvenes habían sido recogidos para investigación y localización de sus respectivos tutores legales, pero no hallaron a ninguno. Así que los mantuvieron en la morgue en forma de ceniza, puesto a que ya estaban en fase rigor mortis cuando los encontraron, pensando qué hacer con ello. Todos, a excepción de Jungkook, habían sido incinerados. Jeon tuvo la fortuna -o desgracia- de haber sido un zombie cuando murió, por lo que su cuerpo no se descompuso de la misma forma en la que lo hicieron sus amigos. Él se veía normal, con su piel un poco más pálida y con algunas extremidades fracturadas, pero por fuera lucia perfectamente... muerto.

𝖅𝖔𝖒𝖇𝖎𝖊𝖑𝖆𝖓𝖉》 𝔍𝔢𝔬𝔫 𝔍𝔲𝔫𝔤𝔨𝔬𝔬𝔨 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora