Capítulo 3

86 5 0
                                    

Capítulo 3

-Pasa -le dije.

-Pero... cariño, por favor. Tenemos que despedirnos -replicó mi madre.

Le sonreí y cerré la puerta con cautela. Oí como al otro lado Todd le explicaba todo y le decía que me dejase hablar con Peter.

-Que entre no significa que vaya a ganar.

-Vas a ganar, lo sé. Eres fántastica, la gente te adorará y nadie querrá que te vayas.

-Eso son cosas tuyas, no podemos basarnos de tus predilecciones. Creeme cuando te dijo que son bastante malas -se rió y con eso me bastó. Luego nos quedamos el silencio hasta que él volvió a hablar.

-No quiero que renuncies, es sólo que va a ser difícil. Y aunque no ganes, tendré que pasar como minimo una semana sin ti. Y como máximo toda la vida.

Se fue acercando lentamente y me coloco un mechón por detrás de la oreja y la miró. Siempre decía que le gustaban mis orejas, y yo le decía que estaba loco. Giré un poco la cabeza para que me mirase a los ojos y no a las orejas y sonreí. Y me dio un beso. Como el primero que nos habíamos dado. Suave y corto, pero decía muchísimo más que cualquier otro. Cogió mi mano, se acercó a la puerta y la abrió, soltó mi mano y salió.

Le iba a echar de menos.

Salí del baño con las pestañas húmedas y mi madre y ya no parecía indignada. Mas bien parecía... Una madre. Me comprendía y yo sentía lo que me quería decir. Ya no tenía secretos para ella. Salvo que ya no soy virgen, pero supongo que lo imaginará. Grace estaba llorando, ya no era tan pequeña, pero al criarse con dos hermanos mayores, se notaba más que era pequeña. Todd no parecía, estaba orgulloso de mí, me abrazó y me susurró al oído que confiaba en mí. Papá simplemente me dijo que recordara la charla de esta mañana. Pero todos y cada uno de ellos me dijeron te quiero. Mi familia tenía imperfecciones, pero los querías. Mi madre la mandona, mi padre el perfeccionista, la sensible y dulce Grace, el iniguable y valiente Todd y yo, la romántica y simpática Crissiana.

Los guardias de Online no me dieron más tiempo de pensar en ñoñerias. Caminamos unas manzanas escondiendonos de los robots, aunque la calle parecía despejada. Llegamos a un edificio como todos los demás, hecho polvo. Entramos y allí ya estaban todos los chicos que había visto por la televisión. Algunos hablaban animados, otros estaban hablando un poco tristones, y algunos estaban solos.

La sala era más grande de lo que pensaba, pero no tenía ni idea de como íbamos a llegar a Online.

-Hola -una voz aniñada provino de mi espalda. Me giré y allí vi a una niña, Lindsey . Junto a... Hans, Hans Hastings (el del nombre raro). Si yo sabía que esos dos iban a ser amigos...

-Ah, hola. ¿Lindsey y Hans, no?

-Sí, ¿y tú eres Crissiana verdad?

-Sí, pero si no te importa, prefiero Crissy.

-Claro que nos importa -dijo Hans, y Lindsey y yo lo miramos asombradas-. Era broma, tranquilas -Hans comenzó a reírse y Lindsey le siguió. Al final no pude aguantar la risa.

-Es un poco raro, déjalo.

-Pues bien que te ha hecho gracia. Y yo no soy raro, si acaso, la rara eres tú -siguieron así un poco más, y al final se fueron.

Rowina (la chica de los impresionantes labios) y Jodie (la vecina de mis abuelos) hablaban animadamente. Jodie estaba de espaldas, pero Rowina vio que las miraba y me hizo una seña para que fuera.

Resulto que ellas también se acordaban de mi nombre. Al parecer nos habíamos aprendido los nombres de memoria. Estuve un rato hablando con ellas y al final fui hacia Paul (el marginado). Kaileen, la niña morenita, también estaba sola, pero de ella me encargaría más tarde.

-Eh, Paul.

-¿Co... Cómo sabes mi nombre Cri... Crissiana?

-¿Y como sabes tú el mío? Pues de la misma manera que yo sé el tuyo. Cuando te vi en la tele, me caíste bien -fue como si se espabilará de pronto-.

-¿Ah, sí? Hace tiempo que nadie me dice eso.

-¿Hace cuánto que no sales?

-Desde que llegó el primero.

-Uff, eso es mucho tiempo. ¿Y por qué no sales?

-Pues porque mis hermanos se ocupan de eso. Son mayores y más fuertes, mi madre no me deja ir con ellos. Le da miedo que me pase algo.

-Yo siempre salgo. Créeme, es difícil que pase algo. Mira, ven conmigo. Vamos a ir con ellos -señalé hacia Alex, Jeff y Lorian (los tres chicos de la casa, el normal, mi amor platonico y el jugador de rugby).

-¿Qué? No, ni loco.

-¿Por qué no? Venga anda, vence a tus miedos. Estas conmigo, no pasará nada.

Él asintió con la cabeza y caminamos hacia ellos. No tenía seguridad en si mismo, pero era un buen chico. Yo sabía que estaba nervioso, pero era por su bien. Cada vez nos acercabamos más. Jeff estaba tan guapo como siempre, estaba limpio e impecable con su mejor ropa. No es que fuese gran cosa lo que llevabamos, pero no podiamos pedir más. Alex se dio cuenta de que nos acercabamos a ellos, y les hizo una seña a Jeff y Lorian. Alex y Jeff sonreían, pero Lorian puso una mueca que no me gustó demasiado. Nos paramos y yo les salude con una sonrisa.

-Me explicais que hace este pringado aquí, porque no entiendo como se atreve a venir -dijo Lorian. Definitivamente este chico me caía mal, muy mal.

-Eres más agradable de lo que esperaba, y él esta conmigo. Sé pelear, llevo años saliendo a la calle y sigo viva.

-Ya... Pues no creo que eso sea gran cosa. Yo he matado a uno de esos bichos, y estoy seguro de que tú no. Pero si quieres demostrar tus habilidades, podemos comenzar una pelea ahora mismo.

-Encantada, sería todo un honor. Además, llevo vestido. Nunca he peleado con vestido.

-Bueno, ya basta -interrumpió Jeff.

-No pensaba que fueras a hacer nada, no creo ni que sepas mi nombre.

-Claro que lo sé, Crissy. ¿Te crees que nunca me he fijado en ti? Pues te equivocas, y ahora vete. No quiero decir más de lo que quiero, ni tampoco quiero ninguna pelea.

-Esperaba que esto fuese una agradable conversación que ayudase a mi amigo a salir del cascarón, pero ya veo que no quereis colaborar. Pues vale, me voy. Pero él se puede quedar, no tiene culpa de lo que ha pasado. Y... Jeff, tenemos una conversación pendiente. Y una pelea -añadí mirando a Lorian, y me fui.

¿Quién demonios se creía que era? ¿Julio César? Dios mio, simplemente quería una conversación civilizada y él lo tenía que joder todo. Casi me meto en una pelea y yo misma sabía, que si él peleaba contra mí, no sería yo la ganadora. Mi recompensa sería un ojo morado y moretones por todo el cuerpo. Tal vez me quitase un par de dientes y me rompiese algún hueso, eso sería en casos extremos.

Kaileen estaba sola en un rincón y me dio pena. Igual que Paul. Hans y Lindsey estaban riéndose juntos y ella los miraba, asique fui y la animé a ir. Estuvieron juntos riendose un buen rato, aunque Kaileen era bastante tímida y le costó integrarse. Al cabo de un rato volví con Rowina y Jodie, cuando llegué estaban hablando de los chicos y me integré, hablamos de mi "casi" pelea y de quién era más guapo. También dijeron que Paul resultaría atractivo con un poco más de seguridad y un corte de pelo.

Después de unos veinte minutos un hombre apareció de una puerta en la que no me había fijado. Nos explicó a donde y cómo ibamos a ir, como nominaríamos, nos dio consejos y ese tipo de cosas. Salimos por una puerta todos juntos, y allí había un avión. ¡Un avión! Nos habían dicho que viajaríamos hasta Online en él, pero nunca había visto uno tan cerca. Siempre los veía en el cielo y soñaba con estar en él. Un hombre y una mujer se colocaron ante la entrada del avión y sacaron de sus bolsillos unos pequeños aparatos que no había visto nunca. Formamos dos filas, chicos y chicas. No entendía bien que estaban haciendo hasta que llegó mi turno. Me obligaron a tomar una pastilla que contenía un localizador, y luego puse el dedo sobre el aparato que nunca había visto. No esperaba que pasara nada, pero noté como una aguja se metía en mi piel y me estremesí.

#OnlineCL

OnlineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora