Capítulo 4 - El Viaje

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Las 8:00 de la mañana.

El evento había comenzado, o eso parecía. Pues los internautas estaban al tanto de toda noticia relacionada con ganas inmensas de poder ver a sus jugadores favoritos demostrar las dotes de estratega que habían acumulado durante esos dos años.

Nada.

No había noticia alguna.

La gente se preguntaba qué había sucedido. Miles de tuits cada minuto bombardeaban las dos cuentas principales del juego como si el militar que estuviese al mando de la situación ordenara fuego a discreción contra un objetivo determinado.

Durante los siguentes 90 minutos nadie supo nada.

Así pues, la gente dio por cancelado dicho acontecimiento seguido de una decepción a nivel global por todo el ciberespacio.

Hasta que, por fin.

La cuenta oficial inglesa, seguida de la nipona, publicaron un mensaje.

"Queridos jugadores,

Lamentamos la demora.

Sin embargo, por motivos referentes a los preparativos, la Batalla se celebrará dentro de un plazo máximo de 48 horas.

Como compensación, todos los jugadores recibirán 10 orbes y 5000 plumas.

Atentamente,

el Equipo de Programadores de Fire Emblem."

La gente, volvió a tuitear más enfurecida. Era comprensible, ya que la expectación y el ambiente creados fue algo que nunca  se había formado en la Historia de Internet.

"Con que... un máximo de 48 horas, ¿eh? Creo que puedo respirar un poco más y dar esquinazo a este ambiente tan cargado" mientras preparaba su ropa y entraba al baño.

-Creo, que una ducha me despejará de todo esto. Y de paso saldré a pasear; llevo más de una semana encerrado en mi casa. Sí.. supongo. -se dijo a sí mismo mientras se contemplaba en el espejo y se lavaba la cara.

Tras tomar la ducha y vestirse, se dirigió a la entrada de su casa, en donde tomó sus llaves y abrió la puerta. Pero, antes de salir, se dio la vuelta. Algo había olvidado.

Regresó y tomó su móvil y sus cascos y nuevamente se dirigió a la entrada de su casa.

-Las llaves, el móvil y los cascos, la cartera... ¿Las gafas? Nah, no creo que me hagan falta. Tan solo voy a dar un paseo como es costumbre tras tanto tiempo encerrao'.

Bien, me voy.-salió y cerró con llave.

Su ciudad no distaba mucho de las demás: numerosos comercios, decenas de peatones circulando por las aceras y algunos coches como era la costumbre, si podían, daban el pequeño acelerón y cruzaban el paso de cebra.

No hacía mucho frío, así que pudo bajarse del todo la cremallera del abrigo y acto seguido, metió sus manos en los bolsillos del mismo.

En su móvil comprobó el tiempo de espera que emplearía uno de los autobuses elegidos para transitar por la ciudad.

4 horas más tarde, después de deambular por las calles y perderse entre la muchedumbre, regresó a casa.

Masculló un "eeeeh, ya estoy aquí" y se dirigió lo más rápido que pudo a su habitación. No obstante, su padre le cortó al paso:

-Oh, hola, ya estás aquí.

+Sí, ¿qué tal? ¿Has comprado el pan?

-Sí.

+Va va.

-Oye, hay un paquete y una carta para ti. Están encima de la mesa.

+ Está bien, gracias.

Retomó su rumbo, no sin antes coger la carta y el paquete.

A la mano tenía el abrecartas en forma de katana y lo usó, no sin antes realizar el ritual que siempre hacía cada vez que abría una carta: desenfundar la diminuta espada de su complementaria saya como si él fuera un samurái de verdad.

Dentro del sobre halló una carta y lo que parecía un pasaje.

Dicho pasaje se trataba de un boleto de ida y vuelta a Japón.

En la carta le exponían que para participar en el torneo de manera oficial, debía tomar dicho vuelo. Su pasaporte y demás tramitaciones estaban arregladas, así que no tenía que preocuparse de ello. Únicamente de su equipaje en el que se también se incluía, pero se remarcaba como fundamental tanto el nuevo móvil como la documentación.

Como era de esperar, en el paquete se hallaba dicho dispositivo; incluía un cargador y el Fire Emblem preinstalado. Pero dicha aplicación era distinta con la que diariamente solía jugar.

Entonces, regresó a la cocina, pero se detuvo.

-Mejor espero a que también llegue mi madre. Esto deben saberlo los dos. Aun así debería comprobar que este billete de avión es de verdad y no falso. Nunca se sabe.

Se puso sus gafas y encendió el ordenador.

En el buscador de vuelos, buscó el suyo propio.

Efectivamente, el vuelo con dicha compañía estaba programado para esa fecha. Pero para demostrar que verdaderamente no se trataba de ninguna coincidencia ni de ningún error, reintrodujo los datos nuevamente en la página y verificó, por segunda vez, que su vuelo estaba ahí.

[Sin Título]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora