06

849 74 4
                                    

Taehyung miró el techo de la habitación donde se encontraba, ¿era el salón de clases? Ah, no; música a todo volumen entumecía sus oídos, así que descartó esa idea. Taehyung estaba ebrio, muy ebrio: lo suficiente como para no poder mantenerse en pie. Pero él sabía beber e, incluso si se sentía desorientado y parecía que su cabeza iba a estallar, estaba consciente y sabía exactamente qué hacer.

Caminó dando tumbos desde el sofá al comedor, donde Jennie hablaba de forma ani­mada con Lisa y Yoongi trataba de mantener sus ojos abiertos debido al cansancio —o quizás algo más.

—Yoongi-ssi... —consiguió decir a la vez que se dejó caer sobre él— Voy a vomitar —gruñó— ¿Me llevas al cuarto de baño?

—¿Qué? —el aludido solo pudo ver la cabellera rubia del chico, pues este había escondido su rostro en la sudadera del mayor. Enarcó una ceja, ¿es que no podían ayudarlo sus amigos? Se viró en busca de estos: Jimin se encontraba cantando a viva voz sobre la mesa del comedor, borracho, y Jungkook estaba sentado justo al lado, ensimismado en sus pensamientos (no paraba de darle vueltas a cómo había acabado con la obligación de tener una cita con el hermano de una desconocida). Yoongi suspiró, exhausto— Te llevaré entonces —Cogió a Taehyung del brazo para llevarlo a aquel lugar, sorprendiéndose de lo flojo que era.

El viaje hasta el cuarto de baño de la casa de los Kim fue complicado, pues el primer baño (situado en la planta baja) estaba ocupado y el segundo se encontraba en el piso superior. Taehyung no tenía siquiera fuerza para subir las escaleras, así que Yoongi necesitó mover las piernas del menor una a una en cada escalón mientras apoyaba el resto del cuerpo del chico en su hombro.

Cuando llegaron, el ebrio se lanzó a la habitación que necesitaba y el exhausto se recostó en una pared a la vez que trataba de no escuchar las arcadas que emitía el menor al otro lado de la pared. Su cabeza daba vueltas y no conocía el porqué. No había tomado alcohol, ¿era debido a los entrenamientos? Era cierto que no había faltado a ni uno solo y, las horas de estudio que necesitaba, se producían con horario nocturno: era normal que se encontrase en ese estado.

Entonces, y sin esperárselo, un dedo acarició su cuello lentamente. Alzó la mirada y se encontró con una joven de cabello rojo que desconocía.

—Hola —emitió ella, dulcísima—, ¿qué haces aquí tan solo?

La pelirroja se acercó a él otro tanto y Yoongi notó como una mano ajena se colaba por el cuello de su camiseta, cosa que no hizo otro efecto que incomodarlo. Una cámara de un teléfono móvil se asomaba por la rendija de una puerta cercana, en mano de Rosé —claro que no se percató de aquello.

—¿Qué haces? —cuestionó el de cabello azabache, a punto de entrar en pánico. Su vista estaba borrosa y sus oídos, llenos de zumbidos. Así pues, con solo tres de sus cinco sentidos, no podía hacer gran cosa.

—Bueno, debes de estar aburrido, ¿no? —preguntó con una pícara sonrisa— Divirtámonos un rato.

Jisoo besó el cuello del chico, provocándole un escalofrío, y colocó una de sus rodillas entre las de él. Miró un instante a la cámara, asegurándose de que captara aquel momento y, tras pegar su cuerpo con el del confundido, juntó también sus labios. Y no fue hasta que Yoongi se desplomó en el suelo que se separaron.

—¿Pero qué...? —Retrocedió, alarmada y suspiró al ver como el chico roncaba— ¿Saldrá esto en el vídeo?

Rosé salió de su escondite.

—Tranquila, unnie —Revisó la grabación a la vez que se acercaba—, lo editaré.

Asintió y tocó el cadáver de Yoongi con la punta del pie.

—¿Y ahora qué hacemos con este tipo? —cuestionó, mirándolo con repugnancia— Si lo dejamos así, su novia sabrá que fue drogado.

—Entonces, pidámosle ayuda a Tae oppa para cargarlo y llevarlo a una habitación —sugirió la menor yendo hasta la puerta del cuarto de baño—. ¡Taehyung! —llamó— Hiciste muy bien tu papel de ebrio, pero ya terminó, puedes salir.

Abrió la puerta, encontrándose con Kim vomitando en el lavabo.

—Creo que estaba ebrio de verdad, Rosé —terminó por decir la mayor, mostrando una mueca de desagrado.

***

Les costó sudor cargar con Yoongi hasta la cama de una de las habitaciones y, una vez allí, lo arrojaron sin ningún cuidado. El chico ni se percató, increíble.

—¿Y ahora qué, unnie? —preguntó la castaña, intrigada.

—Vamos a hacerle pensar que ha tenido un mal sueño y, si su novia lo ve así, sabrá que, efectivamente, le ha sido infiel.

—¿Así cómo? —Ni siquiera se lo explicó, Jisso tan solo se sentó sobre las piernas del azabache como si nada, y se inclinó hacia su torso— ¿Vas a violarlo?

—Pues claro que no, mierda —escupió ella entonces, indignada por aquel comenta­rio—. Mira —estiró del cuello de la camiseta del chico, dejando su pálida piel al descubierto. Acercó sus labios ahí y se separó segundos después, observando la marca que acababa de dejar, con orgullo—: su novia se pondrá histérica si ve esto.

Rosé rió.

—Pero, unnie, ¿por qué te ofreciste a hacer esto?

—Bueno —Se levantó de Yoongi y caminó hasta su amiga—, Taehyung me prometió una cita de Jungkook con mi hermano.

—¿Solo por eso?

—Ajá, es que mi hermano está loquito por ese chico; a veces temo que salga un día a secuestrarlo —exageró.

Ambas rieron y abandonaron la habitación en la que se encontraban. Comenzaron a bajar las escaleras y se toparon con ella.

—Perdonad —dijo—, ¿habéis visto a un chico pálido y de cabello negro? Subió hace un rato y...

—Ni idea.

—¿Segura de que subió aquí?

La castaña inclinó la cabeza, meditándolo y las otras dos huyeron despavoridas hasta entrar en la cocina.

—¿Era ella? —cuestionó la menor.

—Sí.

—Es bonita.

—Una lástima.

—Una lástima

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Are you sober?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora