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—¡Ay! ¡No! ¡Espera! ¡Puedo sola!

Lisa gritaba de dolor mientras Jennie limpiaba sus heridas por haber caído de la bici. Estas se habían llenado de hierba y barro, por lo que, verter alcohol en ellas, le hacía ver las estrellas a la tailandesa.

Por otra parte, Jungkook esperaba su turno sentado en la encimera de la cocina. Tenía miedo. No del dolor que podría producirle el que Jennie desinfectara sus heridas, sino, el tener que acercarse a ella después de que Yoongi le hubiese contado la verdad. Comenzó a sacarse las margaritas de la señorita Kim del pelo y tocó algo húmedo en su cabeza. Se miró la mano: sangre. El hecho de ver sangre le había hecho desmayar desde pequeño, sin embargo, esto no ocurrió en ese momento. ¿Por qué? Sus miedos y preocupaciones habían cambiado, ¿era eso? Quizás todo empezaba a no importarle.

Se limpió la sangre en el pantalón. Este estaba lleno de rotos, también producidos por el golpe. Tenía las rodillas llenas de heridas. También le dolía un tobillo y el abdomen, pero no era comparable a la presión que sentía en el pecho debido a los acontecimientos recientes y a los que ocurrirían a continuación.

Cuando Jennie terminó de cubrir las rodillas de Lisa con vendaje, se acercó a Jungkook. Ella tampoco sabía cómo actuar frente a él. Lo que había dicho Yoongi era... ¿era acaso cierto? Abrió la boca para hablar, pero se detuvo cuando él la miró. Tardó un poco en recuperar el habla.

—¿Estás bien? —preguntó. Él se encogio de hombros. Era la pregunta más tonta que podría haber hecho. Se dio una bofetada mentalmente— Limpiaré tus heridas.

Jungkook no se quejó, ni siquiera abrió la boca mientras ella vertía alcohol en sus rodillas, tan solo se mordía los labios y ejercía presión en sus puños, que agarraban con fuerza el borde de la encimera de granito en la que estaba sentado.

—Lo que ha dicho Yoongi... —empezó a decir Jennie, todavía insegura en si sacar el tema o no— ¿es cierto?

El castañito, de nuevo, se mantuvo en silencio. Ella comenzó a cubrir las heridas.

—Lo siento —dijo por fin. Lisa, sentada en la otra parte de la cocina, quiso intervenir y decir que no había sido idea de Jungkook, sino, de Taehyung, Jimin y suya, pero no tuvo la oportunidad de hacerlo: Jungkook continuó—. Lo hice porque me gustas.

Esas eran las mismas palabras con las que Yoongi lo había delatado minutos antes, pero, que saliera de su propia boca, hizo que las mejillas de Jennie se encendieran y que el latido de su corazón se acelerara. Porque, ¿desde cuando...? De igual forma, eso no era lo importante.

—Aun así, tienes que entender que lo que has hecho estuvo mal y... —quiso regañarlo, pero...

—¡No soy el único que ha hecho las cosas mal! —gritó. Jennie nunca había visto el rostro de Jungkook enfadado. No supo qué decir— ¡¿Cuándo entenderás que no tengo diez años?!

—Yo nunca... —trató de decir. Él no se lo permitió.

—¡No soy ningún niño! ¡Y tampoco soy tu hermano menor! —Jungkook se detuvo después de eso para tomar aire. Su rostro estaba rojo— Yo... —desvió la mirada al suelo— soy un chico y tú, una chica, y me gustas. ¿Por qué no te das cuenta? —volvió a mirarla. Sus ojitos brillaban y Jennie se preguntó si iba a llorar. Lo que sea que fuese eso, lo eliminó enseguida, pues volvió a fruncir el ceño— ¡Eres tan insensible! ¡Me haces sentir como la mierda! —la miró con furia— Cuando me besaste, no estabas pensando en mí, ¿verdad? Pensabas en Yoongi.

—¿Qué? —ella parpadeó, confundida— ¿Cuándo he...?

—Ni siquiera recuerdas eso —gruñó él—. El día que viniste a mi casa después de que vosotros dos cortáseis. Tomaste las botellas de alcohol de mis padres y te emborrachaste. Luego empezaste a decir cosas sin sentido y... me dijiste que yo te gustaba.

—Pero eso no puede ser. Yo...

Jennie sí recordaba haber bebido alcohol y haberse emborrachado, pero, nada pasó, ¿no? Se llevó una mano a la cabeza tratando de recordar, en vano; todo estaba nublado. Miró a Jungkook.

—Lo siento —fue lo único que pudo decir.

—No, no lo sientas —él seguía enfurruñado—. De todos modos, yo soy el malo de la película, ¿no?

—No...

Él se puso de pie de un salto, arrepitiéndose al instante, pues su tobillo perjudicado le hizo tambalearse. Agarró sus cosas y se fue sin esperar a Lisa, que se quedó.

Jennie la miró en busca de respuestas.

—Del beso ese y la noche loca no sé nada —prometió la tailandesa—, pero, sobre lo otro... Hace mucho tiempo que le gustas... o, le gustabas.

Ella miró al suelo. Lisa habló de nuevo.

—Pero no te sientas mal, somos nosotros los que drogamos a Yoongi, ¿no?

Eso era lo de menos. Lo único que rondaba en la cabeza de Jennie era cómo no se había dado cuenta del tipo de interés de su amigo en ella.

Si lo hubiese sabido antes, quizás, las cosas habrían sido distintas. Ahora se daba cuenta de que no era la única con el corazón roto.

 Ahora se daba cuenta de que no era la única con el corazón roto

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¿Eso fue muy intenso? Creo que sí.

Fue corto, pero no sabía cómo acoplarlo a otro capítulo.

Espero que te haya gustado. No olvides darme una estrellita ;).

Nos leemos pronto. Recuerdo o anuncio por primera vez (no me acuerdo) que faltan dos capítulos (si es que no hago ningún extra).

Besos con distancia de seguridad💕.

Besos con distancia de seguridad💕

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—Noe.

Are you sober?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora