Are you sober?

12

—Fue un conocido el que me lo pidió.

—¿Quién?

—Kim Taehyung —respondió no muy segura de revelar tal información—. Me pidió que te grabara siéndole infiel a tu novia, pero no tengo clara la razón. Efectivamente, era para que terminaras con tu novia. No sé nada más.

—¿Segura? —Yoongi tenía los ojos muy abiertos mientras se lo preguntaba, desesperado.

—Bueno, sé que la idea de hacer esto fue de Taehyung —murmuró Jisso a la vez que inclinaba la cabeza—, pero creo que lo hacían por uno de ellos en concreto.

—¿Por quién? —insistió— Dilo ya, por favor.

Seokjin, que escuchaba con atención la conversación incluso si ya conocía cada una de las respuestas, se separó un poco de aquellos dos y marcó un número en su teléfono. Tenía que avisarle de que Yoongi ya lo sabía.

—Jungkook —terminó por decir la chica.

El más pálido asintió con la cabeza, recordando todas esas miradas de odio que el menor le había proporcionado desde principio de curso, y, después de agradecer a Jisso, salió del recinto universitario para subirse a su coche.

***

Cuando Yoongi despertó, su corazón comenzó a bombear sangre a una velocidad espantosa. De alguna manera, su cabeza había sido golpeada dejándolo inconsciente y, ahora, estaba atado de pies y manos a una silla de ruedas, con la boca también tapada con un pañuelo de tela, impidiéndole el habla. Todo ello le asustaba, pero lo que más recorría su adolorida cabeza era su duda sobre si esos niñatos habían sido capaces de hacer eso. Al parecer, así era, y eso le asustaba.

Trató de que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad del lugar y vislumbró una puerta que estaba relativamente cerca de él puesto que la habitación ya era pequeña. Dio saltitos rectos sobre la silla de ruedas dirigiéndose hacia la salida, sin embargo fue sorprendido por una voz y la luz, que se encendió.

—¿Pero qué haces?

Se giró y vio a los «niñatos» sentados en la cama de la habitación. La única chica, Lalisa, se levantó y caminó hacia él. Y Yoongi debe admitir que sintió miedo cuando sus manos se dirigieron a su cuerpo. Sin embargo, solo sintió alivio cuando descubrió que la única intención de la chica era destaparle la boca. Fue su momento para protestar.

—¡¿Qué mierda?! —exclamó, escupiendo mientras hablaba— ¡¿Cómo hacéis esto?! ¡No podéis secuestrarme! ¡¿Cuánto tiempo llevo aquí?!

Lisa echó un vistazo a su reloj de pulsera con un gesto de indiferencia.

—Técnicamente —dijo—, cinco minutos.

Yoongi abrió de nuevo la boca para protestar, pero se detuvo. Miró a Lisa y, después a Taehyung, Jimin y Jungkook, que estaban sentados un poco más atrás. Parpadeó y volvió a mirar el cable de un cargador de móvil que ataba sus muñecas a la silla donde estaba sentado.

—ME IMPORTA UNA MIERDA —volvió a gritar, tan malhablado como siempre—, DESATADME DE UNA VEZ.

—No —determino Taehyung con un puchero—. Si lo hacemos, le contarás todo a Jennie. No queremos eso.

—¡¿Y a mí qué?! ¡Voy a denunciaros a la policía, niñatos de mier...! —sin embargo, antes de terminar su enojado monólogo, Jimin se levantó y empujó la silla en la que Yoongi estaba atado, dejándolo tumbado de un costado, quejándose del golpe— ¡Ay! ¡Joder! —miró quien lo había tirado, y frunció aún más el ceño— ¡Voy a contarle todo esto a Namjoon, que lo sepas!