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Eran pocas las veces en las cuales me sentía bien conmigo misma en donde despertaba con ánimos de ponerme algo lindo, peinarme diferente y tal vez ponerme un poco de labial y rubor y en dónde me miraba al espejo y me veía linda y con una sonrisa salía a la calle sintiéndome bien pero bastaba con solo ver a una hermosa chica con piernas largas y un cuerpo espectacular para que ese poco ánimo se esfumara completamente y volvieran mis  inseguridades.

Seamos sinceros ahora todo son apariencias.

Dónde los chavos solo se fijan en las más buenas, en la que tiene más pechos o más nalgas despreciando a las que tenemos un poco de carne de más en algunos lugares nada "atractivos" en su forma de ver.

Y en dónde las chavas también se rigen por lo físico criticando la forma de vestir, de hablar, de ser de las personas.

En fin hoy era uno de esos días para mí. Había decidido cambiar mis pantalones super holgados y extremadamente cómodos por unos más "modernos" y una blusa azul de manga larga  regalo de mi mamá diciendo que siempre luzco igual y que un cambio no me iría nada mal. El punto es que eran demasiado pegados y la blusa aún que era cómoda no era mi tipo, me sentía rara pero bien.

Hoy iría a la escuela de Seokjin para dejar una solicitud de ingreso, la verdad era que me encantaría entrar ahí pero el simple echo de ir a la misma escuela de mi hermano me resultaba incómodo ya que por lo que sabía Seokjin era alguien bastante popular en todo el instituto tanto por alumnos como por maestros y como no si es un hombre bastante atractivo e inteligente y como alguien como el podría tener una hermana cómo yo ¿Me explico? Aparte los pocos recuerdos que tenía  de allí no eran nada lindos por eso siempre me rehusaba, pero hoy iría a escondidas solo entraba iba a dirección, dejaba la solicitud y salía. Pan comido.

Con un enorme suspiro miré el gran letrero "bienvenidos a la escuela profesional de Seúl" no podía evitar emocionarme un poco al ver la facultad de los estudiantes de medicina con sus batas blancas y pensar que en menos de dos meses yo podría ser una de ellos. Caminé mirando atentamente a mi alrededor para evitar encontrarme con Seokjin y afortunadamente lo logré ingresando rápidamente al edificio principal.

¿Dónde mierda está la dirección?  Un poco desorientada le pregunté a una secretaria que estaba con un chico bastante lindo.

—¿Disculpe? —interrumpi.— Podría indicarme dónde está la dirección porfavor.

—Oh, si quieres yo te llevo— el chico que estaba con la secretaria me respondió  con una sonrisa geométrica bastante peculiar.— justamente también iba para haya.

—Esta bien—sonrei de igual manera.—gracias.

—¿Cómo te llamas?, ¿No eres de aquí, cierto?— pregunto mientras caminabamos.

—Selene, Kim Selene y no, no soy de aquí. — dije un poco tímida, hablar con chicos nunca fue lo mío.

— Una extranjera —sonrio— me siento afortunado, mi nombre es Kim Taehyung pero tú puedes llamarme Tae. —se acercó demasiado a mi— ¿En tu país no se saludan de beso? O por qué me ves así de extraño, ¿Tengo un moco?

—Oh no es eso —senti mi cara roja— es que nunca he sido buena hablando con los chicos y bueno ya tenía tiempo que no saludaba de beso a alguien, ya sabes aquí no es común —explique rápidamente.— por eso y tu nariz está muy limpia.—la miré.— que lindo lunar

—¡Gracias! Eres la primera que se fija en mi naríz.—sonrio— ¿De dónde eres?.

— Es que tu nariz es linda — reí nerviosa.— bueno no linda pero si, osea no todos tienen un lunar en ella no digo que seas raro por tener un lunar pero, ¿Te resalta la nariz? —lo miré apenada.— perdón

El tiempo que dura un beso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora