-Ⅷ-

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—Entonces... ¿Me estás diciendo que hablas con tu búho? —preguntó Kozume sin despegar la vista de su consola.
—Sí, suena raro lo s--
—No "suena", lo es —corrigió.

El azabache se rió un poco ante el tono de voz que puso. ¿Qué tenía que hacer para que le creyese?

—Voy en serio, puedo hablar con él. Bueno, es más como telepatía.
—Ya... Y, uhh. ¿Cómo es su voz?
—Muy alegre, hiperactiva y algo infantil.
—Te creo.

El más bajo dejó su juego y se puso de pie para ofrecerle la mano a Akaashi y así levantarle. Este aceptó y ambos caminaron hacia su clase. Poco sabían que había alguien que escuchaba todas sus conversaciones.

El final de las clases llegó inesperadamente rápido y los alumnos ya se encontraban saliendo del edificio en dirección a sus casas.
Akaashi y Kenma regresaron juntos a casa, como de costumbre, pero esta vez decidieron comprar helados aprovechando que pasaban por "la tienda del señor que parece un gángster", como se le apodó.
Hicieron una parada en el parque, donde se sentaron en los columpios y hablaron de cosas triviales. Cuando llegó la hora de cenar decidieron que sería buena idea regresar a sus casas y eso mismo hicieron.

Keiji abrió la puerta principal y se sorprendió cuando vio a su búho esperándole justo en la entrada. Le acarició la cabeza afectuosamente y le dedicó una sonrisa un tanto bobalicona.

—¡Ya estoy en casa! —dijo.

Comprendió que su madre aún no había vuelto cuando no obtuvo respuesta alguna. Miró a Kou, decidido.

—Es hora de hacer la cena para mamá, Kou.

El susodicho voló hacia la cocina y allí esperó. Keiji se cambió de ropa y entró a la cocina con un delantal lila.

'Kaashe... ¿Cuántas veces más vas a hacer que me enamore de ti?

El azabache se puso manos a la obra, esta noche cenarían pollo con arroz basmati. Kou quedó impresionado, nunca había visto tanta gracia al cocinar un platillo. Según él superaba hasta los programas que algunas veces veía en el televisor. En parte era por Akaashi, cada movimiento le robaba a Kou un pedacito más de su corazón.
Keiji comenzó a tararear una canción y después pasó a cantar. El pobre búho quedó más que estupefacto por su melodiosa voz.

— 슬픈 눈빛으로 왜 나를 보나요 울지 말아요 한 눈에 날 알아본건 아닌가요 이제서야 왜 내게 왔죠

Kou se sentía incapaz de apartar la mirada de Akaashi, era como si de un imán se tratara. El pelinegro terminó de hacer la cena y se quitó el delantal para después sentarse.
El búho se acercó a él y Keiji le acarició. Ambos disfrutaban de esos momentos tan tranquilos, sin preocupaciones, como una vida idílica.

[...]

Esa noche Keiji tuvo un sueño extraño. En él conocía a una persona, un chico para ser exactos. Era alto, de músculos tonificados, desbordaba energía. Podemos descartar a Kenma. ¿Podría ser ese tal Kuroo?
No, la voz era distinta.

'Kaashe
—¿Kou? —pregunté.
Sipi, soy yo. ¡El grandísimo y genial Kou! —El moreno rió.
—Eso ya lo .
—'Kaashe, hay algo que debo contarte.

Silencio.

—No voy a poder estar allí para siempre. Y créeme que no vas a ser feliz si estoy siempre junto a ti. Yo prometí que quería hacerte feliz; que iba a hacerte feliz y si no estoy en ese término. Me iré, cumpliré mi deseo. Te lo prometo.

El pelinegro despertó agitadamente y lo primero que hizo fue dirigir su mirada hacia donde estaba Kou. Estaba allí, sano y salvo.

No me dejes...

El búho que robó mi corazón||BokuAkaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora