-Ⅱ-

368 42 4
                                    

Un velo estrellado cubría aquella noche. Un búho y su dueño, ambos sobre la rama de un árbol, descansaban tranquilos.
Se alarmaron cuando una piedra chocó contra en tronco del árbol y Akaashi miró hacia abajo solo para poder ver una de las caras que menos quería ver en ese momento.

—¡Hey, rarito! ¿Cómo puedes tener a esa cosa como una mascota? —se burló su compañero de clase.

Akaashi le ignoró y acercó a Kou para que el idiota de su compañero no le hiciera nada.

—No tire más piedras, por favor.

El matón, furioso por la seca respuesta, comenzó a lanzar piedras de tamaño mayor. Una de ellas iba directa a la cara de Keiji y este para evitar el golpe intentó apartarse y se cayó sobre la hierba. Antes de que pudiera levantarse recibió un par de piedras que probablemente le dejarían moretones el día de mañana.
Kou, enfurecido por tal acción, se abalanzó sobre el adolescente y le intentaba arañar o al menos ahuyentarle.
El azabache vio cómo el individuo agarraba una roca del tamaño de su puño. Se precipitó sobre él para quitarle el arma, pero como consecuencia recibió el golpe en el hombro izquierdo.
Kou no podía dejar que le hicieran daño a 'Kaashe, nunca.

¡No toques a mi 'Kaashe!

[...]

El pelinegro se encontraba en el despacho del director junto a un chico con su brazo entero vendado.

—Akaashi, ¿tiene algo que decir respecto a esto? —preguntó el director con una mirada severa.

El susodicho solo negó la cabeza, nada cambiaría si decía la verdad porque no le creerían, ¿verdad?
Se le suspendió tres días por aquel incidente.
Mientras volvía a su casa intentaba alejar pensamientos muy negativos. Después de todo, es malo para la salud, ¿no?

Keiji abrió la puerta de su casa con cuidado, pero justo al darse la vuelta se encontró con la mirada gélida de su padre.

—¿Pa...dre?
—El director ha llamado. ¿Qué has hecho? ¿Estás loco? Herir a su hijo así. No te hemos criado para que te conviertas en una persona así. Ya dije yo que ser bonito no te iba a ayudar en nada.
—Solo me ha criado mamá, así que no lo diga en plural porque yo a usted, no le conozco. Váyase de mi casa, por favor.

El azabache intentó pasar, pero el brazo de su padre se lo impidió. Este le dio una bofetada y Keiji cayó al suelo. El hombre comenzó a agredirle con su cinturón mientras tapaba la boca del menor para que no gritara.
Le agarró del pelo y le llevó al salón donde comenzó a patearle y gritarle.

—¡Ni se te ocurra llorar! ¿¡Cómo te atreves a hablarle así a tu padre!? ¡Eres una deshonra para la familia! ¡No eres nada! ¡No te mereces vivir! ¡Desearía no haber tenido un hijo como tú!

—¡Keiji!
¡'Kaashe!

El hombre dejó de golpear al menor y miró a los "intrusos".

—¡No te muevas! ¡Llamaré a la policía! —gritó la señora Akaashi.

[...]

El azabache estaba de pie delante de su espejo. Por su cuerpo recorrían moretones, cortes y marcas de cinturón. Suspiró y se puso su pijama, no tenía fuerzas para mantenerse de pie y decidió tumbarse sobre su cama para después cerrar su ojos.

"¡Eres una deshonra!"

"¡No te mereces vivir!"

—¿Tan... Horrible soy?

Sintió unas plumas cálidas a su lado y esbozó una pequeña sonrisa antes de caer dormido en un profundo sueño.

El búho que robó mi corazón||BokuAkaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora