[Silbato de un auto]
Frené la bicicleta con el pulso a cien y con el corazón en la mano.
— ¡Oye muchachito! — gritó el hombre del vehículo.
— Lo siento — iguale.
Todo era culpa de la época, el año lectivo estaba terminando, la euforia de ser graduados nos cegaba la mente, haciéndonos comportarnos como cabras a ojos vendados.
O al menos esa era mi escusa para no aceptarle al mundo que mi despiste se debían a las sonrisas torcidas del joven de ojos azules.
Sonreí para mis interiores en tanto apartaba el cabello que revoloteaba en mi cara y cruzaba la calle. Pedaleando hasta la avenida en donde me esperaban.
Y en verdad, me preocupaba que fuese tarde, como siempre, pero no. Ahí estaba Milo, con su típica cola de caballo, sus tenis preferidas y su amada sudadera gris.
¡oh!
Y la típica pose de chico engreído; las manos en los bolsillos, y su pierna izquierda apoyada en la lámpara pública.
Mordí mi labio y detuve la bicicleta.
— Hola —Me vio con una cara de desesperación — El partido era a las nueve Glierv —
Me bajé de mi super vehículo y me acerqué a él — No me llames por mi apellido, no me gusta —
Sonrió de la forma hermosa en que siempre lo hacía — Ven acá — me jaló de tal forma que mi bolso cayó al suelo. — Hoy te ves tan bien como siempre — sus labios besaron mis pómulos — Esto de no verte seguido me estaba matando — sus ojitos azules brillaban como si fuese el mismo cielo. — No quiero ni pensar como será.. — puse mi dedo en sus labios.
Hacía varios días no nos veíamos, a causa de una discusión entre ambos. Como saben terminamos nuestro bachiller, y ahora cada uno irá a una universidad distinta, de forma que después de un año de relación, separarnos era difícil, cuando nos veíamos siempre en la escuela, cafetería y salón.
¿Quién se iría?
Bien, él quería irse a estudiar a una de los mejores campus de la ciudad.¿y cuáles eran las discusiones?
Que desde mi punto de vista siete por siete es cuarenta y nueve, aquí, en china o en conchinchina. Sin embargo, para él no lo era. Pero luego de unos días, entendí que no podía ser tan egoísta con la persona que amaba.
Arreglé el gorro de su sudadera — Milo, hicimos punto y aparte . No se hablará del tema en lo que nos queda ¿si? —
Asintió y besó mis labios, mientras sus manos sujetaban mi cintura.
— ¿Qué haremos ahora? — pregunté soplando su flequillo —
— Los demás están en el estadio, pero tengo una idea para nosotros — acomodó su bolso de espalda y se montó en la bicicleta. — Hoy seré su chófer querida doncella parisina —
Tomé mi salveque, el cual aún estaba en el suelo — Odio tus halagos raros — sonrió y lo próximo que pasaría, sería uno de los momentos que atesoraria por siempre.
Milo me llevó a una colonia un poco alejada del centro de Vigny,nuestro pequeño poblado.
A diferencia de el area en donde se encontraba mi casa, este lugar tenía un aire a edad media y eras mitológicas que me encantaba o quizá era por mi obsesión, la misma que me impulsaba a tomar la filosofía como carrera.
Las calles eran de adoquines de mayor tamaño, pero estrechas y en sus orillas, las casas estilo coloniales, de material rocoso y bastantes opacas.
ESTÁS LEYENDO
¿ Y si te cuento mi historia de amor?
RandomNext : • Oneshots "Saintseiya"... • Diversos... • Homo... • Hetero... • Lemon... • Habrá capítulos cada vez que se me venga una idea loca a mi mente. Y por último, pero no menos importante... • ¡Espero lo disfruten a mil!