Capítulo 14.- Intercambio fatal

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— ¡Alto! ¡Alto! ¡No disparen! ¡Soy yo, Kuroro! — gritó el moreno guardando su fun fun cloth en señal de paz.

— Con mayor razón debería dispararle.— dijo Franklin sin bajar la guardia.

— ¿Sí, verdad? — bromeó Kuroro estúpidamente.

— Kuroro, no es momento de jugar.— regañó Kurapika. — Escuchen, sólo hemos venido por los niños y nos iremos.

— ¿Qué? ¿Ustedes no saben nada de Machi? — preguntó Kalluto aún con su mirada de preocupación. Lo cuál también preocupó a Kurapika y Kuroro.

— ¿No se suponía que ustedes estarían juntos? — Kuroro ahora se sentía más nervioso, trataba de ocultarlo a toda costa para no alterar a Kurapika.

— Cuando llegamos aquí no había nadie.— dijo Feitan secamente esperando una explicación.

— Machi debió llevárselos a otra parte, Kuroro.— habló Kurapika con tono desesperado.

— No lo creo — agregó Kalluto — su celular estaba hecho pedazos en el suelo cuando llegamos y... esto... — les muestra el papel de la figura de Machi. Kurapika insinúa que sólo queda una opción para lo que está pasando debido a que Machi estaba indispuesta y obviamente en peligro.

— La mafia los tiene, llegaron antes.— dijo Kurapika estrenándose y bajando la guardia para darse la vuelta tembloroso. — Ay no... No puede ser ¡lo que me faltaba!

— Calmate Kurapika, los recuperaremos. — aseguró Kuroro tocando su hombro.

— ¡Todo esto es tu culpa! ¡Si yo no hubiera confiado en ti! — gritó el rubio señalando a Kuroro mientras Feitan se burlaba por la escena.

— Creo que no es momento para que discutan, debemos encontrar a Machi.— Kalluto insistía en lo peligroso que era estar en esa situación y lo que estaban haciendo con su compañera los de la mafia pero Kurapika seguía en su propio punto.

— ¡Y yo debo encontrar a los niños! — molesto por el lío en que Kuroro lo había metido se decidió a volver a irse por su propia cuenta, pero Kuroro lo tomó por la muñeca.

— Kurapika, no podrás encontrarlos si la mafia los tiene, la única que debe saber eso es Machi.— Trató de razonar con el rubio para hacer las cosas a su manera pero Kurapika no sería capaz de escuchar y mucho menos de colaborar con la araña.

— ¿Estás insinuando que debo ayudarles a rescatar a la secuestradora de los niños para que me dé una pista que no sé si sirva de algo? Estás demente, Lucifer.

— ¡Sé razonable, con un demonio! ¡No tenemos muchas opciones para escoger!

— Aquí está mi opción, tú largate a buscar a tu compañera, yo buscaré a los niños por mi cuenta.

— Yo voy contigo. —asegura Kalluto poniéndose frente a ambos.

— Kalluto...— El rubio se detuvo a escuchar al único presente que no tenía nada que ver con el rencor de su pasado.

—Soy hermano de Killua, me conoces, al menos en mi deberías confiar un poco más, te ayudaré a buscar a los niños.

Kurapika no tenía mucho contacto con la familia Zoldyck pero Killua era parte de esa familia y se prestaba a ser más considerado a escucharlo. Aceptó tras pensarlo unos segundos, Kalluto tenía razón y no había muchas opciones. Se giró hacia Kuroro y le arrebató las llaves molesto.

— Me llevaré el auto.

— Está bien, Kurapika. — contestó Kuroro sin hacer reproches, con tal de que Kurapika se dejara ayudar.

AMAR o MORIR [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora