Por ahí rendirte un rato sea también parte de la lucha. No es fácil rendirse, menos cuando todo aquel que no entiende una mierda te pide seas fuerte.
Por ahí está bueno rendirse un rato: gritar y descansar de la pantalla del "todo lo puedo". Hacerte bicho bolita en tu cama, una noche y llorar hasta que el mundo vuelva a tomar café cargado y psicofármacos y corbatas y cemento.
Por ahí está bueno rendirme un rato, conocer mi parte débil, ponerme unas buenas antiparras y mirar hacia el fondo detenidamente. Dejar de respirar cuarenta y tres segundos, focalizar bien... que no es eso lo que quiero. Empujarme con los pies y salir a la superficie sabiendo que puedo rendirme un día, si eso necesito... pero que no puedo rendirme para siempre.
Si no te animás a mirar el fondo, si no lo ves, si lo esquivás... nunca vas a saber qué es en realidad lo que no querés más en tu vida. Vas a ser un prendedor de víctima para siempre. La anestesia a veces salva del dolor, pero mientras solo te estés aliviando... no vas a dejar de ser crónico.
Rendirse un rato, también es luchar.
