Despertar... estirarse en la cama, poner la mano bajo la almohada y sentir como la cola de tu perro golpea el colchón. Te levantás y te lavás la cara con agua limpia -una suerte hermosa- y tu vieja tiene el mate preparado, mientras escucha alguna canción de amor. Después del mate y de picotear algo se empieza a armar la mesa y hay un aroma muy familiar, jugás a adivinar qué vas a comer hoy, tu vieja metió todo su amor ahí para que tengas la panza llena porque siempre vas a estar demasiado flaco para ella.
Vas a laburar y algo pasó, siempre algo pasa, te reíste mucho hoy. Cae la tarde y empiezan a merodear los amigos cual perro en la parrilla para ver qué hacés esta noche. Ya se armó la juntadita, hoy te toca llevar bebida. Se juntan y al momento de verse ya se tienen varios abrazos asegurados. Como siempre, madurar es para los tontos y se ríen de cualquier pavada a tal grado que te vas y te duele la nuca y la panza. Dormís en tu cama con esas risas, esos mates, esa comida y esa cola que mañana golpeará tu colchón otra vez.
También están esos días en que creemos estar a punto de explotar, todo va mal, todo.
¿Todo? Si cuando se cae la primer lágrima ya tenés a un amigo tocándote la espalda para decir "Acá estoy, qué te pasa hoy?" Si cuando te llenaste de laburo y te reventaste de nervios cayó el flaco... ese cliente que siempre te trae un cortado con una medialuna por tu buena predisposición. Si cuando se te paró el auto cayó tu viejo para llevarte, instantáneamente, cuasi teletransportado. Si cuando te dejó tu amor te organizaron siete salidas en la semana para que te rías un poco y te desenchufes.
¿Todo está mal? No, no está todo mal, simplemente hay que saber mirar.
Ahora pensá en todo lo que te quejaste hoy... en el que estaba parado en doble fila, en cliente que te vuelteó cual calesita, en el frío, en que te tenés que comprar zapatillas y en tanta otra cosa insólita más. ¿De verdad vale todo eso tu energía? Tanto nos cuesta enfocarnos, en todo lo que marcha bien ¿Tan fácil es mirar para el lado oscuro?... no te desvíes, lo tenés todo y más.
Si querés oro basta con mirar alrededor, si querés milagros basta con mirar alrededor. Vivimos inmersos en sueños y anestesiados, vivimos mirando para el otro costado, vivimos rechazando tanta cosa linda, tanta gente linda, tanto detalle que se nos pasa por alto. Hay que saber usar los ojos y el instinto para amar con el cual nacimos. Hay que saber valorar cada cosa que pasa que se nos lleva una sonrisa, cada momento y también por qué no... cada ironía.
No hay día igual, aprovechalo todo. Exprimite la vida, gastate tu plata en lo que se te cante, andate a la mierda y volvé solo si querés... y si no hay nada, organizá vos, ponete la camiseta y hacé de anfitrión. Dale vos, no seas cagón. La vida es un sueño eterno en el cual solo algunos pocos -algunos pocos locos- logran despertarse antes de que venga el sacudón.
