Capítulo 2.3

699 73 32
                                    

Su segundo día en casa resultó mucho más divertido de lo que Renato esperaba. Volver a adaptarse a su ciudad, con su ruidosa familia y la casa constantemente abarrotada de personas, era una cosa natural para él. Lo hacía sentir más relajado y menos preocupado por todo lo que se venía. Le consolaba saber que al menos iba a estar en su entorno familiar, lo que era un punto a favor. Esa mañana, desayunó con Fausto y Valentino en la terraza, ya que todas las mesas al interior de la casa estaban llenas de arreglos florales para la recepción, y su mamá probablemente los asesinaría si dañaran algo.

Más tarde, fue con Fausto a comprar los regalos para Cami y Valen. Pasaron 3 horas caminando de allá para acá, riéndose de las cosas que había registrado Camila en la lista, y mandándole fotos de las decoraciones horribles que no estaban incluidas en la lista para hacerle creer que esos serían sus presentes.

Se reunieron con su cuñada, Stefi y Ange a la hora de almuerzo, y resultó que las mejores amigas de Cami eran más divertidas de lo que recordaba el castaño. Las chicas estaban más emocionadas por la despedida de soltera que estaban planeando para Camila que por el mismo casamiento. Incluso ya habían lanzado apuestas para ver quien se ponía en pedo primero.

"Me parece genial que la fiesta no sea la noche previa al casamiento, porque los atuendos que elegí para cada ocasión son completamente diferentes", sonrió con malicia Stefi, haciendo que Camila resoplara y casi se ahogara con el agua que estaba bebiendo. "No quiero que a tu abuela le dé un infarto si me ve llegar a la ceremonia con el vestido que me ha salvado de 5 multas este último mes."

"Pero que decis, mi reina, si vos no necesitas ningún vestido para salvarte el pellejo", le dijo Angela con una sonrisa y Stefi le sopló un beso con la mano.

"Angelita, mi vida, ya sé me queres meter mano. Vos sólo tenes que decir cuando"

"Nada nuevo, querida. No sería ni la primera ni la última vez".

"Que graciosas que son, me encantan", sonrió Fausto desde su asiento, demasiado entretenido con su bromas. "Aun no entiendo porque todavía no las conocía".

"Porque eras muy chiquito y no quería que las chicas fueran una mala influencia y los pervirtieran a vos y a Tato" interrumpió Camila antes que una de sus amigas pudiera contestar, chasqueó la lengua y negó con la cabeza. Stefi y Angela la miraron haciéndose las ofendidas, pero Camila las ignoró. "Bueno, tal vez a Renato le hubiera servido un poquito de perversión cuando era adolescente, pero esa es otra historia".

"¡Eyyy!" protestó Renato, apuntándola con el dedo. Tampoco había sido un monje tampoco, sólo era un poco tímido.

"Me contó un pajarito que andás buscando pija esta semana. Bien por vos, querido. Esa es la actitud". Stefi le guiñó un ojo y castaño se puso rojo como tomate inmediatamente. Se dio vuelta a mirar a Camila con la boca abierta, mirándola con incredulidad.

Al parecer su plan de pegarse un "garche de despedida" con Gabriel cada vez era menos secreto. Ya se imaginaba que para el término de la semana su familia completa le iba a estar haciendo porras para que se cogiera a Gabriel.

"¡Lo siento! Estábamos de compras y se me escapó. Pero tranqui, las chicas no van a decirle a Gabi que lo queres montando el lindo culo que tenes", Cami sacudió los hombros y le dirigió una pequeña sonrisita.

"¡Camila!" gruño el castaño, escondiendo la cara en sus manos, mientras sentía como sus mejillas ardían de vergüenza. Todos se rieron ante el cometario y el evidente bochorno de Renato. Angela y Fausto le dieron unas palmaditas en la espalda para inspirarle ánimos.

"Está todo bien, chiquito. Posta tenes un orto divino", dijo Angela mientras le frotaba el brazo, mientras Fausto sólo se carcajeaba más fuerte. Renato le dio una patada por debajo de la mesa. "Seguro Gabi se va a morir por meterle mano".

La Noche Casi Perfecta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora