n i n e

1.7K 105 26
                                    

Josefa

Hace una semana cuando el Thomas vino, le abrí la puerta, apenas entro comenzó a besarme y a tocarme.

Okey, me sentía incómoda.

Con cuidado me intente apartar de él cuando sentí sus manos bajo mi polera.

—Thomas basta, yo no quiero aun -sabía lo que trataba de hacer, él se molestó y sacó sus manos-.

—¿Que onda? ¿Cuanto más tengo que esperarte? -pregunto evidentemente molesto-.

—Él se molesta por todo -se burló mi conciencia-.

Estuvimos en la casa, el en el sillón viendo una película que puso sin siquiera preguntarme.

Siempre te pasa a llevar -hablo de nuevo la vocecita-.

Le dio hambre y propuso que yo le cocinara algo, me hice la tonta, no tenía ganas de ser sumisa hoy.

¿Por que seguía con el? se repitió en mi mente, la pregunta que él Alonso, mis hermanos y mis amigos me han hecho por meses.

¿Por que seguía con el? La respuesta es simple, miedo, pero ¿a que?

Miedo a decirle a mi familia y ver en sus ojos la decepción que sentirán.

Miedo a revelarle al mundo que he dejado que me golpeen por sumisa.

Mis amigos solo piensan que el Thomas me manipula a su antojo, ¿Como se iban a sentir cuando les dijera que también me golpea?

Lo llamaron por teléfono para invitarlo a la casa de su mejor amigo, él vivía como a 10 minutos de la mía.

—Vamos -ordenó con el clásico todo autoritario-.

—¿A donde? -pregunte-.

No era normal, no es normal asustarte de salir con tu pareja, temer por tu vida, tener la incertidumbre si volverás por esa puerta o no.

¿Seré la única que viva con ese miedo?

—¿Me oíste o te lo dibujo tontita? Tu también vas, no pienso llegar solo.

Se metió a mi closet y él eligió mi ropa, cuando quiere lucirme puedo vestirme así, pero solo mientras él lo apruebe.

Me vestí en el baño y él rodó los por eso, ni ahí.

—Como que estás más gordita -dijo apenas salí del baño-.

Sus palabras me odian, me quemaban, me apagaban cada vez más.

Abrí mi closet y saqué un poleron para cubrirme.

El paso por mi lado con una sonrisa burlesca, sabía que me había afectado lo que me dijo.

Este maricon no nos merece -hablo la vocecita-.

Lo sé -susurre-.

—¿Que sabes tu? -me miro el Thomas- Eres tan tonta, no sabís nada -no soportaba cuando dudaba de mi inteligencia-.

¿Pero que inteligencia demostraba yo si me dejaba pisotear por el?

Salimos y fuimos a la casa de su mejor amigo, al llegar todos me miraban con lastima, al parecer todos sabían lo que pasaba y la única que no se atrevía a hacer nada era yo, la que no se quitaba la venda de sus ojos y se defendía.

Una de las minas que estaba ahí no dejaba de mirarme, ya me estaba poniendo incómoda y más encima ella ahora venía hacia donde yo estaba sentada.

—Yo pase por lo mismo -¿había escuchado bien?- Aprendiste a maquillarte bien, pero bajo luces claras siempre se nota el maquillaje sobre un golpe.

PENDEX, ME GUSTAIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora