f o u r t e e n

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—¿Qué está pasando aquí? -la Josefa salió de la casa, en pijama y pantuflas, tapándose los ojitos por el sol que le pegaba en la cara y no la dejaba ver-.

Cresta.

¿Y se si iba con el? Cuestionaba mi subconsciente, si igual habían probabilidades, llevaba como un año o acaso no más con este hueón que la tenía sometida; habían minas que superaban los traumas en años y habían otras que jamás lo hacian, podía elegirlo de nuevo a él.

Las voces en mi cabeza me apuñalaban el corazoncito cada vez más con sus comentarios. Es para mejor, así no sufres tanto cuando se vuelva a ir.

—Lo qué pasa es que vine a buscarte, y este maricon me pegó de la nada -hablo con tanta naturalidad el conchesumadre que llegue a pensar que ella sabía que vendría-.

—¿Qué viniste a que? -el pregunto incrédula-.

—A buscarte, tuve razón todo este tiempo, tu familia siempre nos quiso separar Josefa. Yo te perdono mi amor, me va a costar pero lo haré, incluso te pienso llevar a vivir conmigo -le hablo mientras se acercaba a ella-.


—¿Es en serio? -le preguntó ella-.

—Te juro mi amor, te perdono.

Él se estaba acercando aún más, el Fabián miraba a su sobrina decepcionado, y yo la miraba solo con el corazón roto.


—Pues yo a ti no te perdono -le tiro un golpe al pecho y lo obligo a retroceder- No te perdono ninguno de los golpes que me diste maricon de mierda.

—Este hueón te lavo el cerebro, pero lo voy a hacer pagar -amenazo contra mi-.

—Con el no te metas, tu problema es conmigo porque eris tan poco hombre que no vales lo suficiente para enfrentarte a él -me defendió-.


El Thomas chocó con el colectivo del vecino que estaba estacionado fuera de su casa y yo toda la vida había sabido que la Josefa era diestra.

Por eso me sorprendí cuando con combo con la zurda lo mando al pavimento.

—¡Llama a mi papá! -le grito al Fabián-.

Ambos estábamos en shock, no sabíamos que hacer, ella estaba sobre el, encima de su cuerpo y apoyando todo su peso sobre sus rodillas y aplastándole los antebrazos.


De pronto salió la Tía Meche y el Josue de la casa, supongo que al escuchar los demás gritos de la Josefa mientras le seguía pegando a su ex en mitad del pasaje.


—¡Ay, dios mío! ¡Mi niñita, hay que separarlos! ¡Hagan algo! -nos gritoneo altiro-.

—Mama déjala, es lo que tiene que hacer, no nos podemos meter, ella debe defenderse sola -trato de calmarla el Josue-.

—¿Alo? ¿Javier? ¡Soy el Fabian, debes venir urgente a mi casa! -gritó- La Josefa va a matar a este conchesumadre hueón.

—Por tus humillaciones, por cada golpe, por todo lo malo que hiciste en mi, y por lograr que yo te permitiera hacerlo ¡Te odio maricon de mierda! -la Josefa seguía golpeándolo como si su vida dependiese de ello, me alarme en el momento que la cara del Thomas era completamente burdeo-.


—Hey tranquilita, ya basta, lo hiciste -le hable suavemente mientras la tomaba por la cintura- Te defendiste princesa, te defendiste esta vez.

Con mucho cuidado ella se logró parar de encima de él, el hueón parecía inconsciente pero estaba bien, ella me abrazó y comenzó a llorar desconsoladamente entre mis brazos.


PENDEX, ME GUSTAIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora