Capitulo 1

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Cuentas en el cajón, cuentas en la papelera y más cuentas por doquier ¿Es que nadie había organizado la oficina mientras tomaba mis vacaciones? Me encontraba en un estado de estrés creciente. ¿Cómo era posible que todo me lo dejaran a mí? No podía estar haciendo corajes tan seguido pero era algo que no podía evitar, tenía que hablar urgente con Jay si quería que esto cambiase.

Me paré a tomar agua, mi cabeza estaba a punto de colapsar cuando llamaron a mi puerta.

- Pasa - dije mientras bebía lo último de mi cono de papel

Laura entró pálida y cerró la puerta detrás de ella

- ¿Qué te sucedió? ¿Estás bien?- me acerqué a ella cuando se recargó en la puerta café que recién había cerrado

- No - suspiró – Hay un cliente que está sacando fuego por la boca- se tocó el puente de la nariz – dice que Keren le atendió el mes pasado, pagó un reloj pero como no lo teníamos en existencia le dijo que se lo enviarían a casa para antes del día veinte- hizo un ademan con las manos - ¡Ella sabe que no podemos hacer envíos en joyería!- fingió ahorcar a alguien -¡Voy a retorcerle el pescuezo!-

Yo sabía perfectamente lo que venía, bien el cliente podría demandarnos por fraude o querría su dinero de vuelta y sería un papeleo infinito.

- Quiere hablar con el gerente - arrugó su cara y yo hice lo mismo

- ¿Cómo se llama? - pregunté mientras me acomodaba el saco negro y alisaba mi falda

-Es Nicolae Pocciareli, no lo había visto nunca

-De acuerdo, ya voy, tomate unos minutos- exhalé

Abrí la puerta y bajé las escaleras, no entendía cómo Keren podría ser tan descuidada, definitivamente iba a despedirle después de esto. Una demanda de esta magnitud no me la podría permitir ¡Arruinaría mi currículo! Debía de pensar cómo iba a manejar este asunto lo más rápido posible, seguramente estaría impaciente.

Tenía una idea vaga del reloj que podría pertenecerle al cliente, antier había llegado uno desde París y era el único modelo reciente. Entré a la bóveda deslizando la tarjeta que colgaba de mi cuello, tecleé mi PIN y la luz verde encendió. Busqué en el sistema "Nicolae Pocciareli"

Bingo

En efecto ese era el reloj, Imprimí los recibos y comprobantes para extraerlo de la bóveda y los firmé. Busqué el folio y lleve conmigo la caja hasta la recepción. Cuando salí vi a lo lejos un hombre alto, con cabello negro y risos alborotados, estaba de espaldas así que no veía su rostro; iba con una camisa blanca y pantalones grises y del otro extremo había otro cliente en traje color crema de cabello rubio y ojos azules bastante bien parecido. Me acerqué a Rebecca y pregunté -¿Cuál de los dos?

Sus ojos viajaron al hombre de risos negros y con un gesto que lo decía todo me dirigí a él a través del mostrador de cristal. Conforme me acercaba él se giró quedando frente a mí con una cara que no daba pie a tartamudeos, estaba segura que en cualquier momento gritaría pero no lo hizo solo me observó, me observó más de lo que necesitaba.

-¿Nicolae Pocciareli?- Pronuncié lo más suave y amable que pude a lo que él sólo asintió –Buena tarde soy Eva Lukasian, me informaron de su inconformidad y me disculpo por....- me interrumpió de golpe

-Sus disculpas no me sirven de nada Eva, necesitaba ese reloj para inicios de mes- su voz era gruesa y firme, un hombre que sin duda estaba acostumbrado a dar ordenes

-Claro Señor Pocciareli, lo entiendo- Iba a seguir hablando cuando me volvió a interrumpir

-No entiende un carajo- soltó

Hijo de...

Mi presión arterial subió el doble y con una sonrisa forzada continué -su reloj está aquí con nosotros, Personalmente me asegurare que no vuelva a suceder – abandoné su mirada para teclear su nombre en la pantalla, tenía llenar el formulario de entregado – ¿Me permite su identificación por favor?- Lo miré a los ojos y mostré una risita amable. Él pareció ligeramente más relajado pero igual de hermético.

Sus movimientos eran completamente precisos, no había duda en él en ni un movimiento. Tomó su billetera y de forma ágil sacó su identificación y me la entregó.

-Gracias

Introduje el número de identificación con la rapidez que había adquirido años atrás y su nombre completo, me aseguré que la firma electrónica coincidiera y cuando la maquina arrojó folio lo rectifiqué. Imprimí otro comprobante y con un movimiento igual de ágil tomé mi lapicero. Le extendí el papel indicando donde tendría que firmar. No me iba a intimidar.

-Necesito una firma aquí y... aquí por favor- lo observé mientras firmaba

Su nariz era un puente recto y bien delineado, su barba oscura cubría su barbilla bien definida, su boca era fina y lo que más resaltaba en él eran sus ojos, eran increíblemente verdes. Terminó de firmar y empujó el papel a mí. Lo tomé.

-Le hago entrega de su identificación– puse ambas cosas en el mostrador, abrí la caja donde estaba su preciado accesorio y lo extraje con la misma elegancia y agilidad que mi lapicero. –Puede verificar que todo esté en orden –

No lo hizo, solo asintió y me miró intensamente.

- Muy bien - Guarde su Reloj – Le hago entrega, y de nuevo una disculpa, no se repetirá Señor Pocciareli-

Mi cabeza palpitaba con cada respiración que daba, él tomó su joya y con una mirada de complicidad me dijo: - Puede que tengas personal incompetente, pero tú haces la diferencia- asintió y con una risa de medio lado se dio la vuelta.

- Que tenga un excelente día - dije y corrí a mi oficina a tomar mis píldoras.

Siempre Yo [18+] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora