Marzo 21, 2018
Por tercera vez en la mañana vomité, los medicamentos estaban haciéndose presentes, cinco meses con ellos y mi cuerpo aún tenía recaídas. En octubre del año pasado me diagnosticaron Leucemia, había sido difícil la adaptación pero al tercer mes me sentía como nueva. Rara vez me hacían vomitar, lo normal eran dolores de cabeza o mareos ligeros, cuando consumía alcohol eran diez veces peor.
Me senté en la tasa del baño, tenía que ir a trabajar aunque no quisiera. Ya se pasaría mi malestar y volvería a ser la Eva activa de siempre. Me duché, cepillé mis dientes y me vestí; frente al espejo observé ligeras bolsas debajo de mis ojos miel y mi rostro se veía notablemente más delgado que el verano anterior. Suspiré; Decidí atar mi cabello lacio en una cola de caballo, el color castaño natural me hacía ver enferma, tomaría nota para teñirlo de negro la semana siguiente o cuando pudiese
-Hoy llego temprano pequeña - alimenté a mi pececito dorado y salí de casa.
En el camino la radio pronosticaba tormenta eléctrica, el cielo se veía despejado. ¡Esos tontos de la radio nunca acertaban! Aceleré cuando el semáforo mostró amarillo y con una risa victoriosa atravesé el cruce evitando el aglomero de coches.
En la joyería todo mi día transcurrió normal, mis amigos insistían en ir al pub de la esquina o ir a alguna discoteca a bailar pero decliné sabiendo que si me desvelaba al día siguiente mi cuerpo me pasaría la factura al triple de lo que debería; tenía la esperanza de que la leucemia solo estuviera presente en mi vida un tiempo así que sólo pocas personas sabían; Mi jefe, Mi ex novio, mi mejor amigo y mi madre. Es por ello que los demás insistían tanto. No tenían idea.
Cinco minutos antes del cierre entró Nicolae, iba vestido con una camisa azul cielo y pantalones de mezclilla, esta vez su aspecto era más jovial, tenía las mangas dobladas dando una apariencia despreocupada.
-Hey- saludó
-Buenas noches Nicolae, un gusto verle- Le sonreí y terminé de contar el fajo de billetes, dirigí mi mirada a Laura –Atiende al señor Pocciareli por favor-
Ella se acercó tan profesional como siempre pero Nicolae la paró el seco con una mano –No es necesario – ni la volteo a ver
Ella se quedó pasmada, a él no le importó y caminó en mi dirección –En realidad vengo a verte a ti Eva- su tono de voz era el mismo de siempre.
¡Pobrecita! Si no hubiese estado concentrada con mi cierre de caja me hubiese reído de la expresión de Laura, claro que la seriedad con la que tomaba mi trabajo no me permitió mostrar rastro de diversión. –Dígame en que puedo ayudarle- imprimí mi ticket y lo engrapé al expediente del día. Le presté atención.
-Quiero invitarte a cenar- jamás le había visto sonreír de esa forma hasta ese día, fue algo nuevo y muy hermoso. ¿Su dentadura sería real? Eran blanquísimos.
Había venido sólo para invitarme a cenar, ¡El mismo Pocciareli! Eso era algo que me tomó por sorpresa, ¿Por qué? Alguien como él debía de tener a la mujer que quisiera y yo no era precisamente hermosa, no me quejaba de mi físico pero si pudiese cambiar mis tallas lo haría sin pensarlo. No pude evitar alzar las cejas en sorpresa, era la primera vez que dejaba ver mis emociones sin meditarlas. A lo que él sonrió.
-Es por tu cumpleaños- insistió con esa mirada que la penetraba –He sido un cliente difícil estos años-
En el fondo despertó curiosidad su invitación, por un momento mi cabeza permitió creer que estaba atraído por mí, eso sería inédito. Lamentablemente una de las políticas más estrictas era no salidas con los clientes y siendo la gerente no podía ignorar eso así que con toda la fuerza que tenía decliné.
-Le agradezco en verdad Nicolae pero me temo que debo declinar su invitación- ofrecí una sonrisa de disculpa - Nuestra política no nos permite aceptar invitaciones en hora de trabajo- esperaba sonar convencida
Su gesto fue de seguridad a incierto y de incierto a seguridad de nuevo, apostaba todo a que nunca le habían dicho que no y no lo aceptaría. Esperaba que no insistiera porque con esa mirada que derretía a cualquiera me convencería en un abrir y cerrar de ojos ¡Que dios me ayudara!
-De acuerdo- dejo ver una risa de arrogancia
El alivio y la decepción que me embargaron fueron grandes, no quería que insistiera pero tampoco quería que lo dejase así, mi ego se elevó un poco de saber que probablemente estaba interesado en mí lo suficiente como para insistir dos veces y sin aviso volvió a caer.
-Gracias por entenderlo- añadí a modo de despedida.
En cuanto salió de la tienda Laura se acercó - ¿Estás loca Eva? – sus ojos marrones querían dejar sus orbitas -¡Es el cliente más guapo que tenemos! – Su voz se hizo delgada y paranoica -¿Por qué no aceptaste?- talló su mano sobre su frente
-Por qué... no lo sé, no puedo poner el mal ejemplo- fruncí el ceño siendo obvia.
-¡Solo estamos tú y yo! – Se lamentó – Yo no hubiera dicho a nadie – negó y apagó las luces mientras yo guardaba el dinero en la caja fuerte y soltaba mi cabello.
Ambas salimos de la tienda, en el estacionamiento me abrazó y me deseo una feliz noche. Mi teléfono vibró; Cole.
-¿Cómo la estás pasando mi querida Eva?- había ruido al fondo, seguramente estaba en algún bar con sus amigos
-Igual que todos los años, saliendo del trabajo ¿Tu cómo estás?- pregunté mientras buscaba las llaves de mi auto en mi bolso
-Bien, estoy a punto de terminar una partida de billar y estaba pensando en invitarte a cenar- escuché bullicio al fondo.
-Gracias en verdad Cole pero me siento cansada...- Iba a añadir el incidente de la mañana pero me detuve, no quería preocuparle.
-Si empeoras no dudes en llamarme, sabes bien que cuentas conmigo ¿De acuerdo pequeña?- sonaba auténticamente preocupado.
-Claro cole, gracias- suspiró – Te quiero mucho-
-Te quiero igual, nos vemos- se despidió. Colgué la llamada sintiéndome un poco mejor
Cuando iba a subir a mi auto lo vi caminar a mí con esa seguridad de siempre.
-Ya no estás trabajando, ¿Ahora si aceptas mi invitación? – se recargó en mi auto, quedé sorprendida por un momento, su lado jovial algo nuevo para mí.
-Realmente debo llegar a casa temprano Nicolae- apreté mis labios, lo estaba haciendo difícil.
-¿Es por él que no aceptas mi invitación? Nunca le mencionaste- frunció el ceño a modo de disgusto, sus músculos se tensaron bajo la camisa.
Me tomó un momento comprender de quien me estaba hablando, parpadeé y luego reaccioné ¿habría escuchado toda mi conversación con cole? Podría ser muy guapo e imponente pero me estaba comenzando a incomodar un poco.
Sin pensarlo solté -¿No le enseñaron a respetar la privacidad de los demás?- alcé mis cejas y dejé caer mi peso en una pierna; el solo sonrió.
-Es un lugar público, por lo tanto estoy respetando tu espacio- me miró intenso –No respondiste mi pregunta- ahora el alzó sus cejas
¡Dile que sí! Gritó mi subconsciente. Sabía que era la respuesta más segura, sería inteligente decirle que era mi pareja y que me esperaba en casa pero algo me obligó a no hacerlo.
-No- suspiré dándome por vencida – era un amigo, un buen amigo – le dediqué una mirada de cansancio -¿Si acepto me traerá de vuelta por mi coche?- Pareció complacido
-Despuésde ti- me invitó a caminar con un movimiento de mano.
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Siempre Yo [18+] TERMINADA
Teen FictionCuando Nicolae, su cliente mas difícil, la invita a salir se enfrenta a un mar de emociones que no sabe controlar, el miedo a morir y la excitación la llevarán a hacer cosas que nunca había hecho, logrando meterse entre las sabanas del hombre más a...