Capitulo 13

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El día en la joyería el día fue más tranquilo de lo normal, no ocurrieron inconvenientes y todo estuvo como debería. Pase la mayor parte en piso saludando a los clientes que conocía de hacía años, todos ellos me regalaban sonrisas iguales o más grandes.

Alrededor de las tres de la tarde colgué el teléfono, había avisado que necesitaba urgente los dos periodos vacacionales que me debían del año pasado y este. No les pareció pero era eso o pagarme todos esos días y ya eran bastantes.

A las seis con cuarenta estaba sentada en mi escritorio; acaricié la fina mesa de cristal, había sido mi rincón por cuatro años, se sentía mal dejarla pero era algo que iba a hacer eventualmente, miré mi oficina y lloré. Se sentía como una despedida, se sentía como un adiós.

Todos mis archivos con firmas de autorización, los denegados y las que había pospuesto ahí quedarían el día que yo no regresara; seque mis lágrimas. Le haría frente a esto con una sonrisa. Caminé por la bodega, por el comedor de personal y sonreí melancólica al ver la estación de café con el televisor pequeño de plasma; había sido un regalo mío para ellos, todos se alegraron cuando lo vieron. Salí a piso sintiendo una necesidad de abrazar a cada uno de mis compañeros. Todos eran buenos trabajadores.

A las seis con cincuenta abracé a Marce –Que tengas bonita noche- sonreí y ella sonrió de vuelta

-Gracias Eva, felices vacaciones- con un beso salió por la puerta de personal.

Caminé a Terrie y lo observé haciendo corte -¿Qué tal te fue hoy?

-Bastante tranquilo- suspiró – Más tranquilo de lo normal- terminó de ingresar el monto e imprimió su corte de caja -¿Lista para tus vacaciones?- preguntó emocionado

-Ansiosa es la palabra- arrugué mi nariz –Corre que ya es tarde- apresuré

-Pensaba ayudarlas a cerrar- se encogió de hombros

Palmeé su hombro – Corre que ya es tarde- hice un movimiento con mi cabeza

-Gracias- sonrió – Nos vemos luego jefa- y salió de piso

Laura que era la última que quedaba en piso de ventas negó, -Oh no, no, no, no- caminó al otro extremo –Se lo que haces- no me veía

Caminé lento hasta ella con una risa leve, de todas era la más cercana a mí y yo a ella –No hago nada Lau, sólo me aseguro que estén bien- toqué su hombro -¿Ya has hecho corte?

Sollozó leve –Ya- guardó cosas del mostrador y puso llave. Se giró a mí.

-Entonces ya puedes irte- hablé bajito – Antes que la lluvia se haga más fuerte- apreté mis labios

-Te ayudaré a cerrar- dio un asentimiento de cabeza firme –Como siempre

Acepté su decisión, mientras yo me aseguraba que todas las cajas tuviesen seguro ella iba apagando las luces del comedor, de los baños, de la salita de clientes y cuando iba a pagar la de piso de ventas la detuve.

-Quiero hacerlo yo- sonreí y caminé firme.

Ella me sonrió débilmente, antes de salir del piso de ventas una lágrima rodó sin control cayendo a la alfombra azul, coloqué mi mano en el interruptor y la oscuridad cubrió todo.

A la salida me despedí del vigilante, siempre había sido igual de agrio pero esta vez no me importó. Caminé mientras me cubría con mi paraguas, la lluvia en Londres últimamente era peor, arranqué a casa y en el camino iba tatareando una cancioncita peruana, tenía que vencer esto; tenía que conocer Suramérica. Una sensación positiva me embargó. Mañana mis resultados serían positivos, el antígeno habría sido eliminado y todo volvería a ser como antes, recorrería los lugares que siempre quise conocer y etiquetaría en mis fotos a Cole.

Siempre Yo [18+] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora