Le dejé un mensaje en su mobil diciendole lo mucho que le agradecía lo que hizo anoche y que no me acordaba de nada.
Me fui pitando hacia mi casa, pero pitando. Cuando llegué mi madre ya lo tenia todo preparado. -Hola cielo.- dijo mi madre. Estaba flipando o esto es un sueño, mi madre no me ha echado bronca...¡Increíble! Seguro que ahora mismo me estaría diciendo: " Eres una irresponsable, sabiendo que me tenías que ayudar.." y acabaría como: "...Castigada, a tu cuarto"
¿Que habrá pasado? ¿Magia quizás?
- Tranquila, no te preocupes, ya se que al final hubo una pijamada en casa de Natasha y te quedaste a dormir, ¡Que maja esa chica , de verdad!
No puede ser, Natasha, la chica egocéntrica del barrio, casi se podría llamar mi archienemiga, me a salvado el culo. ¿Pero, porqué?
Llegaron todas mis tias, incluida la cumpleañera, Marta. Ella es con la tía con la que tengo mas apego, ya que nunca me ha impedido a dar mi opinión sobre las cosas, y siempre me ha dicho que cumpla mis sueños. A parte me trae ropa y regalos cada vez que va de viaje. La adoro.
Se dirige a mi con un cálido abrazo y susurrándome al oído: esto es para ti. Abrí el regalo, era de México. Una pulsera de la suerte, con una piedra roja en el medio. Me encanta, y me ira de fábula, ya que la suerte y yo, no somos muy amigas.
Bueno, nos hinchamos a pastel y a dulces durante toda la tarde, pero a las doce, la fiesta se disipo. Lo curioso de las fiestas es el cómo la gente se queda tanto rato y cómo se va tan rápido. Supongo que dirán, bah yo me voy y que recojan los demás. Y así se va formando un efecto en cadena hasta llegar a la pringada de turno, osea yo.
