Our Little Secret [AtsuAku/Mpreg]

Capítulo 6: Juntos, para siempre.

Kaoru caminaba por el pasillo que conectaba las habitaciones del primer piso sosteniendo un pequeño libro en sus manos. El pequeño buscaba al azabache por toda la casa, así que al no encontrarlo en la cocina, se dirigió al cuarto de su hermanito.

Al abrir la puerta se encontró con la relajada expresión de su madre mientras este tarareaba una nana para hacer dormir al bebé que reposaba en sus brazos.

Antes de que pudiera dirigirle alguna palabra, su padre le tocó el hombro, llamando su atención e indicándole con un gesto que guardara silencio.

Una vez fuera de la habitación, le habló.

— Mamá intenta hacer dormir a Hikaru, así que no hagamos ruido —susurro el mayor, mientras le indicaba que lo siguiera.

El hombre de cabellos grisáceos lo guió hasta la habitación del menor.

— Recuestate, yo te leeré ese cuento —dijo.

— Pero yo quería que mami lo leyera con nosotros —explicó el rubio.

— Lo sé, pero ahora él está ocupado. Te prometo que mañana yo me encargaré de hacer dormir a Hikaru, así mami podrá leerte el cuento, ¿de acuerdo?

El menor estuvo de acuerdo con la idea. Así que sin perder más tiempo, se acomodó para que su padre empezara a relatarle el cuento que él mismo había elegido.

Mientras tanto, el azabache salía de la habitación de su hijo más pequeño tratando de no hacer mucho ruido. Le había costado hacer dormir al menor, por lo que no quería echar a perder su esfuerzo.

Posteriormente se dirige a la habitación del rubio. La puerta estaba abierta, así que se recarga en la marco de esta. Observa cómo Atsushi lucha por no quedarse dormido mientras intenta leer el cuento con dificultad.

— Atsushi, creo que ya es suficiente, mira —señala al infante, quien se haya profundamente dormido.

La verdad es que Kaoru no tardaba mucho en quedarse dormido.

— Ryuu~ —canturrea el hombre tigre, un poco adormilado, abrazando a su pareja.

Akutagawa le da un beso en la comisura de los labios y lo guía hasta la habitación de ambos. Al ingresar a esta, recuesta al más alto sobre la amplia cama.

Él también debía dormir pronto, pero antes que eso decide hacerse un cambio de ropa. Tan pronto como intenta sacarse la camiseta blanca, su celular comienza a resonar en la mesita de luz a la izquierda de la cama.

El azabache se acerca a esta y mira el número extrañado. El nombre "Chūya-san" ocupa toda la pantalla. Sin perder más tiempo, atiende la llamada.

— Chūya-san, buenas noches —saluda por cortesía.

— Buenas noches, Akutagawa —devuelve el saludo, el de pálida tez nota el nerviosismo en la voz de su superior, pero no comenta nada al respecto — Me disculpo por llamar a estas horas. Pero hay algo importante que debo decirte.