II

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Nunca me había dado cuenta de la depresión de Stan hasta que, tras una pelea entre Kenny y Craig que tuvo lugar a las doce de la mañana en la cafetería, le vi ingerir Prozac (cabe mencionar que seguramente más de lo necesario). Todo el mundo en la situación de espectador se preguntaría repetitivamente por qué Stan Marsh se vería afectado si él, al igual que todos los presentes en la cafetería exceptuando los ya mencionados, simplemente habían presenciado la pelea.

Bueno, he ahí la cuestión. Stan es realmente sensible e incapaz de soportar situaciones de estrés. Muchas veces yo, imaginando una relación con Stan, he supuesto que sería una de las cosas más simples del mundo. Pero al parecer no.

Stan muchas veces no sabe cómo reaccionar sin herir a nadie, y si se entera que a pesar de haberlo intentado, ha fallado, se pone él mismo su castigo: más cantidad de Prozac.

Es, prácticamente, un yonki inestable super mono.

Ese era uno de mis problemas, el otro tenía nombre y apellido: Red Tucker.

Mantengo que no es una mala persona, pero sigue siendo mi inconveniente.

Stan no parece darse cuenta, empero mi miedo porque lo seduzca sigue ahí.

Aproveché la clase de historia para sentarme a su lado. Era la clase perfecta para pasarle notitas porque no le gustaba pero iba bien en la asignatura.

"¿vamos juntos a casa hoy?"

"Bueno, pero siempre cogemos el mismo autobús"

Mis mejillas ardieron.

"Me refiero a sentarnos al lado"

"Vale"

Esperé un rato más hasta contestar, no quería ser indiscreto ni mucho menos que se me notara mucho pero no podía esperar.

"¿Qué tal con Red?"
"??"
"Pensé que estabais saliendo"

Sabía que no, pero así podría sacar información. Escuché la suave risa de Marsh. Escribió algo, e hizo el ademán de pasármelo, pero pareció pensárselo mejor y añadió algo más.

"No me gusta Red. Ni nadie parecido a ella".

"¿Parecido en qué sentido?"

"Con tetas ja, ja."

¿Sabéis lo que es coger tanto aire que os atragantais? Dios mío, qué vergüenza.

Kenny, quien se sentaba detrás, me dio unas palmaditas en la espalda seguido de un "Shh...".

Marsh me miró gracioso, mientras yo sentí mis mejillas y orejas arder. Me encogí en mi silla.

El lapso de tiempo entre eso hasta que me senté en el autobús fue equivalente a estar esperando a que venga Papá Noel.

Sí, nos sentamos juntos, joder.

Me acomodé innecesariamente en mi asiento cuando él se sentó a mi lado. Me sonrió y yo a él.

Realmente no hablamos en todo el camino hasta el último tramo cuando abrí la boca para despedirme, recibiendo una interrupción de sus labios. Qué bien besa Stan Marsh. Es sexy, y romántico, y... le quiero en mi cama.

Ambos nos bajamos (¿Por qué me habría intentado despedir antes?), y Marsh habló inmediatamente.

— ¿Quieres venir a mi casa?

—Claro, primero voy a casa y luego voy a la tuya.

Nos sonreímos mutuamente y entramos a nuestras respectivas casas. A penas saludé a mis padres y hermano y subí corriendo las escaleras.

Bip... Bip... Bip...—Dime pelirroja.

— Dos cosas; uno, el puto Stanley jodido Marsh me ha puto besado —Kenny rió —, dos, tú y yo tenemos que hablar sobre esta mañana.

Me gané un pesado suspiro de su parte — Está bien, llámame cuando ya te haya dejado seco.

Bajé a su casa y él me recibió en la puerta. Me dió un casto beso en los labios.

Normalmente soy tranquilo pero, sentía que el corazón se me saldría por la boca.

Subimos a su habitación. Al entrar completamente, cerró la puerta y me acorraló contra la pared. Nos besamos. Agarré su cara y él acarició con una mano mi nuca.

Iba a llevarme a su cama pero se vio interrumpido cuando sonó su teléfono con la melodía de Strawberry Fields.

"Red T.", joder. Desvié la mirada, molesto.

— Hola Red, me pillas un poco ocupado.

Ventana [Style]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora