IV

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La sábana nos tapaba hasta la cintura. Él acariciaba mis hombros desnudos, pálidos y pecosos.
Nos mirábamos directamente a los ojos. Había tanta paz en una habitación tan pequeña que era irreal.
Ambos sabíamos que nos teníamos que levantar, mis padres me matarán por no dormir ahí sin avisar. Y sus padres habían tocado la puerta de Stan un par de veces, consiguiendo una única respuesta de Stan con la voz ronca: Estoy ocupado. Me pareció curioso como no preguntaron nada más.
Stan besó mi frente.

— Me tengo que ir.

— ¿Por qué?

— Tengo que llegar para desayunar mínimo.

Me acorraló entre su cuerpo y la cama. Besó mi cuello repetidamente. Reí con suavidad.— ¡Stan!— Chillé en un susurro.

— Vamos, Kyle, no te vayas.

— Mañana estoy ocupado, y el lunes hay clase y no he hecho los deberes.

— Quédate y los hacemos juntos.— Stan podía ser tan infantil a veces, pero era tan hermoso.

Suspiré.— Vale, pero tengo que ir a mi casa igualmente.

Asintió con la cabeza. Mostré mi desnudez saliendo de entre las sábanas.
Él se quedó tumbado observándome. Se mordisqueó los labios. Cuando terminé de cambiarme le besé en los labios. Él únicamente se puso unos bóxers limpios.

Me acompañó abajo con cautela. Y cuando abrí la puerta él fue a la cocina tosiendo falsamente para ocultar el ruido. Cuando salí fui corriendo a mi casa.

Abrí la puerta con las llaves. Ike estaba sentado en el suelo frente a la televisión y cuando me escuchó se giró hacia mí.— Hola, Kyle, suerte.

— Hola, Ike, gracias. — Suspiré.

Entré a la cocina, y a mi madre se le cambió la cara.

— ¡Kyle Broflovski! ¿Dónde narices estabas? ¿Quién te crees que eres? ¿Te recuerdo cuántos años tienes? ¡Dieciséis! ¡Dieciséis! Y esta es MI casa, no puedes hacer eso, ¡contesta a mi pregunta!

Cuando por fin hizo silencio tras su pregunta me atreví a preguntar.—¿Cuál era la pregunta?

Mi madre chilló.—¡¿Dónde estabas, jovencito?!

— En casa de los Marsh, Stan y yo tenemos un proyecto y nos tardamos mucho, de hecho, me quedé dormido. Estaba al lado, mamá.

— De acuerdo, pero no vuelvas a hacer eso.

— Sí, de acuerdo.

Los cuatro desayunamos. Cuando terminé, subí a mi cuarto y revisé mi teléfono. Kenny no me había escrito lo que era raro, así que le escribí yo.

"¿Qué pasa tío? ¿Qué tal?"

Escribiendo...

"Me e acostado con Craig jaja"

¿Pero qué cojones?

"He*, y buenos días a ti también"

"Se nos aa sincronicado la vida sexual Kyle!"

"Sí, ya lo veo. Por el amor de Dios escribe bien."

"Espera te yamo"

Este chico es un caso perdido.

— Heeeeey. — Escuché a Kenny.

— ¿Con quién hablas?— Escuché una voz por detrás.

— ¿Ese es Craig?— Pregunté.

— Sí, así es.

— Llámale maricón de mi parte.

— Valep, Craig, Kyle dice que eres maricón.

— Mira quién fue a hablar.

— Ha dicho que-

— Le he oído Ken.— Reí.—  Hoy otra vez voy a casa de Stan, ¿y si hacemos algo en pareja? — Sabía que a Craig no le iban esas cosas pero a Kenny le encantaban. La gente de nuestro instituto creía que Kenny era un imbécil sin respeto a sus parejas sexuales. Pero él, en realidad, solía pillarse mucho.

— No, no, no, no— Escuché negar repetidamente a Craig. Oh-oh. Me quedé en silencio escuchando a ambos chicos.

— ¿Por qué, Craig?

— Primero, esas cosas no me van.— Craig bajó su volumen de voz drástica intentando que no le escuchara pero evidentemente le escuché— Segundo, te dije que sería una sola vez, tercero: Ugh, con Marsh.

— Oh... Vale.— Escuché a Kenny decir desanimado y medio sollozando.

— ¿Ken?— Me atreví a intervenir.

— Te dejo Kyle, luego hablamos.

Beep, beep.

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⏰ Última actualización: Nov 27, 2020 ⏰

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