Diana » Príncipe Harry

09.

Capítulo Nueve
La familia de Gustav

Cuando el coche arrancó Harry había dado la orden de volver al palacio junto a los demás pero ella se negó, su plan sería ir a algún hotel para pasar la noche pero el príncipe se negaba.

—No Diana, volverás conmigo al palacio—

—No eres mi maldito dueño para imponerme ordenes y que tu abuela sea la ama y señora de Inglaterra tampoco. Quiero ir con Gustav—

—Maldición... Está bien, Gustav te doy la noche libre solo si llevas a Diana contigo—

—Si señor.—

El viaje había transcurrido en silencio, su cabello algo despeinado y su vestido arruinado por la nieve daba a entender su estado, Atlas le acompañaba a su lado algo triste ocultándose en los brazos de su ama, su móvil se repletaba de mensajes, pero ella sin querer contestarlos apagó el aparato guardándolo en su bolso.

—El príncipe es considerado por dejarme ir a casa con usted.—

—No diría lo mismo del duque besucón—

—El aún es joven, a pesar de su condición como parte de la familia real sigue comportándose como un adolescente con las hormonas alborotadas.— Aclaró con toda calma mientras mantenía su mirada en el camino.

—Eso no significa que tenga control sobre mí, —

Al llegar hasta una humilde villa se encontraron la casa donde pasarían las fiestas, su esposa una mujer de aspecto amable y dulce salió hasta la puerta con una hermosa sonrisa mientras que un niño y una niña se asomaban tras ella dando saltos.

—Al menos tú si disfrutaras de la noche Gustav. Me quedaré en el coche.— Asintió con una sonrisa

—¡No! Vendrás con nosotros, se seguro Linda te amará y los niños también.—

No tuvo más opción que seguir al hombre regordete, seguiría sus indicaciones pero sin antes retocar su maquillaje estropeado y su peinado.

—¿Papá quien es ella?— Preguntó Robert, su hijo mayor.

—¡Es una princesa!— Elisa emocionada se abalanzó sobre ella pensando que su deseo de que una bella princesa llegara a su hogar.

—Elisa, es solo la novia del príncipe Harry nada más.—

—Lo que la convierte en princesa mami.—

—¡No soy la novia del príncipe! Solo soy una simple costurera de palacio real.—

—Vamos, entremos a casa, es navidad y la familia debe estar reunida.—

El hogar de los Morrison era cálido, una prominente cantidad de alimento para la familia, aunque no esperaban la disposición del jefe de familia, pues normalmente trabajaba como un verdadero esclavo para la reina. Mientras que en el palacio las cosas se mantenían en completo silencio, Harry más que arrepentido y exasperado por la situación decidió volver a su apartamento para pasar las fiestas a solas junto a unos vasos de ron añejo.

—Doy un brindis por ser el duque más imbécil de la historia.— Levantó su vaso torpemente mientras reía borracho, había bebido más de la cuenta mientras que en su mano sostenía un anillo de oro de su madre que le obsequiaría a la joven.

—Hago un brindis porque no puedo tener su amor.—