La peor juntada de un acosador de internet...

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Andrea. Una chica que conocí en mis últimos años de escuela. Despreocupada y con mucha libertad por parte de sus padres. No era la mejor en la escuela, de hecho era de las que siempre se llevaban materias. Yo por suerte nunca me pasó el tener que rendir. Bastante floja, pero así y con todo la quiero.

Nos hicimos amigas a causa de un problema con ella, se metió en una pelea que ni iba a ganar ni de suerte en la escuela. Tuve que separarla y ayudarla.

Nunca se lleva con el resto de mis amigas a pesar de compartir el gusto por el anime. Tan contrarias como el blanco y el negro.

Recuerdo ese día como si acabara de pasar. Ella se había ido a comprar comida para esa noche ver una pelicula, yo estaba en su cuarto con su computadora prendida y el facebook abierto. Me quise meter al mio por su compu pero antes de cerrarlo apareció un mensaje de un chico.

La foto de perfil dejaba ver un chico de nuestra edad bastante lindo. De pelo rubio y ojos verdes manzana. Una horrible sensación invadió mi cuerpo al ver el mensaje que envió "Hola cosita. Te quería preguntar si nos podíamos ver. Hablamos desde hace tanto y ya te quiero ver en persona que decis?". Mi boca se secó. Conocía a este tipo de gente y obviamente no era tanto como su foto de perfil lo podría pintar. Un acosador por decirlo así.

Al ver el historial de mensajes me encontré con mensajes bastante inapropiados a mi parecer. La mayoría eran cumplidos de él a ella.

~Asco....~. Pensé ~. Pero no voy a dejar que se junten... o si? ~.

— Sebastian.... Esta no te la perdono —. Dije en voz alta, envuelta en rabia.

Hablé con el haciéndome pasar por Andrea. Y a medida que avanzaba la conversación pulía un plan perfecto en mi mente.

Me quedé de ver con él en la noche de un sábado, en el viejo cementerio y solitario que estaba frente a la estación de trenes que todavía, aunque con dificultad funciona. Le describí que yo usaría de vestimenta; Un buzo marrón con dibujos de flechas negras en las mangas y capucha. Y unos pantalones de deporte rojos sangre. Junto a unas botas negras y altas de cuerina negra.

La noche del sábado me preparé con la ropa mencionada. Me solté mi largo pelo azul el cual no cortaba desde mis trece años. Y me coloqué la capucha.

Quedé antes con un amigo herrero que trabajaba de hacer espadas para presentaciones internacionales, que me regaló una guadaña gigante. En el camino al cementerio me puse un lente de contacto amarillo en mi ojo izquierdo. Después de todo para algo sirvió hacer cosplay.

Esperé parada frente a algunas tumbas en el lugar mas oscuro. Donde apenas la tenue luz de las lamparas que alumbraban el lugar con mucho esfuerzo se notaba mi cara.

Entre la penumbra vi asomar a un hombre mucho mas mayor que yo, y que el chico que vi en el facebook. Tenia una barba azabache junto con su pelo del mismo color. Era alto, e imponente. Con una mirada extraña y desconfiada.

Puse mi mejor sonrisa y me acerqué a el jugando y haciendo que se notara la guadaña. Abrí bien mis ojos para que viese el amarillo de mi izquierdo. Se quedó estático al percatarse de mi guadaña tan afilada y brillante. Tanto se asustó que retrocedió un paso.

— ¿Tan rápido te asustas? Pff... que debilucho —. Dije con una entonación que da bastante escarmiento. — ¿Qué pasa Sebas? Si te preguntas... sí, soy Andrea.

Negó con la cabeza ya casi temblando.

— No sos Andrea..

— No sabes como odio las mentiras Sebas. Y sin embargo le mentiste a mi mejor amiga. — Pasé mi guadaña por su garganta haciendo un pequeño corte.

— No sos ella. ¿Quién sos?.

— ¿Sabes? No tuviste suerte, serás eliminado por un ángel de la muerte!

— ¿Qué? —. Dijo asustado.

— Te daré tres segundos para correr. Suplica, llora, rogá, grita, dejame ver mas desesperación —. Antes de que empiece a contar se dio la vuelta y corrió, pero esto no lo dejaría en un simple y desabrido susto. Me encargaría de que tuviera miedo real.

Lo perseguí riendo como loca por todo el cementerio hasta que por los nevios se acorraló solo.

— Te encontré —. Reí y pasé mi guadaña por su estómago, generando un corte bastante profundo el cual si no lo trataba podría morirse. Lo que yo quería

— ¿Quién sos...? —. Apenas pudo hablar a causa del dolor. Se tiró en el piso agonizando.

— Tu peor pesadilla —. Susurré a su oído y reí como desquiciada clavando mi guadaña en su pierna.

De esa noche hasta ahí llegó mi conocimiento. Y el último recuerdo que tengo fue que arrastré varias cosas pesadas y las tiré cuando pasó el tren, haciendo trisas a lo que arrastré. También recordé llegar a mi casa y sacarme el lente de contacto para ponerlo en su estuche pero nada mas.

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ATENCIÓN:

La historia obviamente NO es real y NUNCA tienen que hacer lo que hizo la protagonista anónima de esta historia. Claramente, uno nunca sabe quien se puede llegar a encontrar atras de una pantalla, atras de incluso una foto.

Créanme cuando les digo que tengan cuidado. Muchas chicas van a estas juntadas por que las envuelven con simples versos para atraerlas a los que es una trampa. Y nunca se sabe que puede llegar a pasar. Muchas personas van y NO VUELVEN. O terminan muertas o terminan chicas violadas... todo por fiarse a un desconocido.

Y repito; NUNCA HAGAN ESTO. Enserio es muy peligroso y si alguien les llegara a hacer esto, lo tienen que bloquear de inmediato o llamar a algún adulto o responsable.

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