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Recordé una vez mas a este chico pelinegro que había conocido hace tiempo. Ya no sabía lo que era de su vida, pero lo único que se me vino a la mente mientras abrazaba a otro chico es todo lo que el pelinegro me hizo. Cuando mi corazón le pertenecía, se hablaba muy bien de él en la escuela. Un chico ejemplar con buenas calificaciones y super amable. Hasta le di a conocer que me gustaba. Acordó con todos mis compañeros hacerme una broma que solo me partió el corazón.
<<¿Es es el chico súper amable del que me hablaron?>>
Años después conocí al otro chico. Se hablaba muy mal de él y todos sus compañeros le odiaban por ser rarito. Por que le gustaba estar alejado y hacer sus cosas sin que nadie le moleste.
Decían que era un inútil y lo insultaban sin parar.
Pero cuando lo conocí, no dudó en entregarme su corazón y abrirse a mi. Preocupándose, queriéndome, preguntando por mi y cómo estaba.

Y ahí entendí que no es bueno juzgar a las personas sin conocerlas. Puedes estar hablando de alguien que no conoces bien pero te resulta maravilloso, sin saber que realmente es una mierda. O podrias estar hablando mierdas de alguien sin saber que es una buena persona.
Ahi esta; el chico popular que resulta ser una basura, y el chico tímido a quien le TIRAN basura.