Capítulo I

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6:00 a. m. Crystal Cove.
La alarma suena, el sol empieza a colarse por las cortinas de la ventana y en la casa de Fred Jones empiezan a escucharse los acelerados pasos de sus padres y hermanos que van de un lado a otro intentando que no se les haga tarde para cada quien ir a sus labores diarias en uno de los días más "importantes" para todos: el primer día de clases, o al menos el más importante para la mayoría de ellos, puesto que el rubio que seguía acostado en su cama no opinaba lo mismo por más que su madre le hubiera insistido toda su vida que cada inicio de ciclo era algo por lo que deberían estar contentos y prepararse para ello con antelación.

- ¡Argh!- su cuerpo gira sobre la cama, extendiendo la mano a la cobija y  cubriéndose por completo, tratando de evitar aquellas molestas luces que se cuelan en su habitación provenientes de cada una de las demás habitaciones de la casa, a la vez que su brazo se estira en busca del reloj que produce aquel odioso sonido. Una vez que lo encuentra lo apaga con un sólo movimiento y vuelve a acomodarse, quedándose boca arriba, haciendo tiempo sabiendo que no podrá volver a dormirse por más que quiera ya que nunca puede volver a dormirse una vez que se ha despertado.

Con atención escucha los ruidos del pasillo imaginándose todos los movimientos que se producen a través de él: los tacones de su mamá ir de un lado a otro, las pisadas de Brett bajando las escaleras y el agua cayendo de la regadera en el baño al final del pasillo; por lo que supone, su hermano mayor Jonas se ha levantado desde muy temprano, antes que todos, solamente para ganar el baño, el cual ocupará por un buen rato tratando de estar presentable para "el gran día", bueno tal vez para él sí que debería ser un gran día ya que cursa el último grado y pronto tendrá que hacer trámites en la universidad, aunque eso no quiere decir que no haya pensado en eso antes y esté más que preparado para ello. Su vida es tan perfectamente planeada que desde los cinco años supo exactamente qué quería estudiar, a los ocho encontró una universidad dónde hacerlo e incluso ahora, con 19, contaba con quién: su novia Jennifer, a quien había conocido en la secundaria y con quien seguramente contraería matrimonio en unos años más. La buena noticia era que por lo menos uno de los hermanos Jones lo haría, y ya que todas esas cursilerías y formalidades de una relación y el matrimonio no iban con él; su madre podría cumplir en Jonas el tan nombrado sueño por tener nietos, aunque también, si no los recibía de él, quizá lo hiciera de John, pero tendría que esperar varios años más, muchos más considerando que su hermano menor se encontraba en la edad de "odio a las chicas", pero eso podría cambiar con el tiempo y quizá llegara a tenerles tanto aprecio como él, un aprecio que realmente disfrutaba y que estaba seguro que ellas también.

Se levantó de la cama, acomodando las sábanas antes de dirigirse al clóset en donde buscaría su ropa teniendo ese pensamiento en la mente, Jonas, Shaggy, su madre, Brett e inclusive varias chicas con las que había estado le habían asegurado que eso en él un día cambiaría, que llegaría el momento en el que sentiría todas esas cosas "dulces", "emocionantes" y "electrizantes" que le harían anhelar el compromiso de una relación, haciéndolo tan fuertemente que no tendría vuelta atrás, pero él simplemente se dedicaba a escucharlos y, de cierta forma, reírse interiormente de ello, tanto que sus mismos gestos los retaban a que sucediera, pero mientras de que eso pasaba, si es que lo hacía, él seguiría divirtiéndose de la mejor manera que sabía hacer, las demás chicas también lo harían y nadie perdería nada. No había ningún motivo lo suficientemente fuerte que lo llevara a cambiar de parecer y, después de haber conocido y pasado gratificantes momentos con prácticamente la mayoría de las chicas de la región, y de algunas partes más, dudaba que algún día llegara a haberlo, sus hormonas podrían volverse locas cuando de sexo se trataba, pero no llegaban a ese grado de estupidez que ellos llamaban enamoramiento.

-¡Brett, baja ahora mismo!

El grito de su madre lo sacó de sus pensamientos, provocando que la ropa que traía entre sus manos se cayera y su cuerpo se pusiera tenso durante unos segundos, logrando calmarse sólo cuando asimiló lo que estaba pasando, seguramente, como todas las veces en que un nuevo año escolar comenzaba y, siendo sincero, cada mañana antes de ir a la escuela, sus dos hermanos menores, Kathie y John, volvían a encontrarse envueltos en una discusión sin sentido que su mamá, desesperada por la inmadurez de sus hijos, una inmadurez que ella consideraba extrema para sus 9 y 5 años de edad, respectivamente, trataba de detener sin obtener resultado y para lo que, después de haber estado así durante unos cuantos minutos, había llamado a Brett como "advertencia", quien por fin resolvería con sus amenazas al helado y los juguetes el "gran problema" haciendo que estos volvieran a sus habitaciones, mamá a la cocina a seguir con el desayuno y él, bueno, quizá a buscar la corbata roja de la suerte que siempre pierde y ella termina encontrando en el mismo lugar que la vez anterior; no había nada de que preocuparse más que de que en unos cuantos segundos su mamá tocaría a la puerta para que de una vez por todas sacara su amado trasero del cuarto y se duchara para ir a la escuela.

Hello... SweetyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora