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Julia Veloso solía ser una niña inteligente, un tanto rápida, y aunque siempre se esforzaba por obtener la aprobación de sus padres dando lo mejor de sí, ellos siempre le respondían con un frío y desconcertante, "puedes dar más de ti". Eso la llevó a crecer con un montón de inseguridades y llevar las cosas siempre un poco más allá, más allá del bien, del mal, y aunque sus acciones casi nunca caían en lo moralmente incorrecto, sus intenciones sí que lo hacían.

Su Coeficiente intelectual elevado le llevó a conseguir una buena carrera y empleo en el área de la ciencia, más específicamente en el campo de la fertilización asistida y, debido a su gran desempeño, integrar una comisión encargada de la investigación y experimentación en el tema.

Sus obsesiones, aunque siempre llevadas en el ámbito de la intimidad siempre fueron fuertes, pero ni ella misma podría haber imaginado a lo que la llevarían.

"La basura de uno es el tesoro de otro", se dijo mientas escarbaba en un tacho de basura ubicado en una linda casa de Essex.

 Probando suerte logró encontrar una pequeña bolsa anudada, la cual guardó celosamente dentro de un recipiente de espuma recubierto de aluminio, luego de eso corrió veloz a su auto, al entrar  se quitó los guantes y aceleró sin quitar el freno de mano provocando un ruido espantoso seguido de la marcha del auto a toda velocidad hacia su lugar de trabajo.

Al llegar saludo de prisa al guardia y corrió escaleras arriba, lavó el articulo conseguido, lo desinfectó adecuadamente y procedió a congelar en nitrógeno su contenido.

Al día siguiente repitió maniobras similares, pero a las afueras de un elegante chalé ubicado en los suburbios al oeste de Londres, claro que una vez obtenido su botín tuvo que disimular al ver a un hombre alto, de lentes y ojeroso, su corazón se aceleró de forma que se sintió morir, pero no sería la primera ni la última vez que se vería forzada a ocultar las cosas que su cuerpo intentaba comunicarle.

Cuando logró llegar a su automóvil avanzó normal hasta que se alejó lo suficiente del vecindario como para subir la velocidad tanto como se le antojaba, llegar otra vez corriendo a su laburo y volver a comportarse de forma descortés con el segurata.

Repitió cada uno de sus pasos exactamente igual que el día anterior: limpiar, desinfectar, poner el contenido en nitrógeno y practicar lo que llevaba meses ensayando, calculo los días con exactitud, midió su temperatura corporal, se inyectó un par de medicamentos, y el día que le pareció el mejor de todos dijo lo que tanto se había estado guardando.

- ¿Recuerdas lo que te había dicho hace un tiempo? - dijo acercándose a una compañera de trabajo llamada Luan.

-eh... Nope, ¿qué? – Contestó frunciendo las cejas y ejecutando una expresión de extrañeza y reflexión.

- Bueno, que he estado mucho tiempo pensando en convertirme en madre y pienso que ya me estoy volviendo algo vieja... que debo aprovechar el tiempo. – respondió calmada.

- ah. Ok. – balbuceó con claro desinterés.

Con un poco de nerviosismo Julia llegó directo al grano. – Ya he conseguido las muestras y necesito tu ayuda para realizar el procedimiento. –

- ¿Qué? – grito Luan con gesto de enorme impresión. - ¿Cómo?, ¿dónde?, ¿Cuándo? -

- He visto que hoy no vas a tener mucho trabajo, podríamos hacerlo ahora que no estas haciendo nada- Expresó con simpleza.

-Pero yo... eh... no lo sé. –

-Oh, Vamos, a demás ya habías aceptado el ayudarme, es un compromiso ya adquirido.-

- Pero estaba ebria-

- Por favor, hoy es justo el mejor día. Ahora es cuando. – Expuso en forma de ruego.

"¿Qué carajos le pasa?", pensó para luego aceptar de mala gana y realizar la faena requerida, también de mala gana.

Con el pasar del tiempo, un abultado abdomen solo denotaba el éxito del procedimiento al cual Julia se había sometido. Dependiendo de con quien se encontraba los comentarios variaban en felicitaciones, si es que se trataba de algún colega o profesional implicado en el rubro, sorpresa o alguna cara preocupada o comentario de reproche si es que provenía de algún conocido preocupado por su estado de actual madre soltera y la ausencia de una figura paterna, algunos incluso pensaban en el día en el cual se sacaría alguna novia y una salida del closet de debajo de la manga como última jugada.

Nadie jamás sospecho que el movimiento más sicalíptico ya había sido ejecutado y no había marcha atrás, tampoco nadie sospecho que el verdadero origen de este embarazo se venía gestando en su cabeza desde la adolescencia y que lo inestable que se ponía su cabeza a veces, era compensado con una obsesión a simple vista normal e inocente que nuestra protagonista supo llevar (por el mismo hecho de no saber llevar las cosas) muy lejos.

Ella había Adquirido una fascinación enorme por una banda británica llamada BLUR que de cierta forma supo aparentar. Si bien tenía toda su discografía y conocía todas sus canciones tanto en letra como en acordes de guitarra, en su habitación jamás se observó un poster de ellos, ni nada, pues de limitó a tener una galería enorme, pero discretamente oculta en sus dispositivos electrónicos.

La pobre se obsesionó al punto de averiguar cosas personales en blogs y fanpages, también creía firmemente en que Graham Coxon y Damon Albarn tenían una relación en lo secreto, se preguntó como hubiese sido de haberse concretado, como sería un hijo entre ambos, pensó que quería algo, se convenció de que merecía algo y ese algo debía provenir de ellos.

Con estas ideas y un montón de conocimiento científico en la cabeza se embarcó en la empresa de cómo conseguir un bebé que tuviese el material genético de dos hombre a la vez con una mínima o nula intervención del gameto femenino, luego de dos años de investigación logró el éxito con una cría de rata, la cual nació y creció sana, lo cual, según sus estándares pobres, le dio luz verde para concretar su plan, el que consistía en robar material genético, específicamente semen (si es que lo conseguía) de Damon y Graham, así que una vez averiguadas sus direcciones, se dirigió tan seguido como pudo a hurguetear en sus basuras a ver que le podía servir de utilidad, se dio un plazo para encontrar lo que tanto anhelaba. Cuando sus esperanzas parecían perdidas y estaba por darse por vencido, encontró un condón en la basura recién sacada de Damon. Eso iluminó sus esperanzas y la impulsó a buscar suerte en la casa de Graham, lugar en el que también la (a sus ojos) buena fortuna le sonrió, obtuvo lo que quería y aunque estuvo a punto de ser atrapada, logró salir de allí libre de culpa.

Ahora solo era cosa de esperar las maravillas (o desventuras) que le depararía el destino.

NA: Cualquier acotación será bien recibida. Tengan en cuenta que mi inspiración para escribir esto es más bien la joda que la seriedad, aunque no pretende ser una historia que haga reír tampoco. Saludos cordiales. 

Graeme Alban. Gramon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora