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El proceso para obtener la tuición de Graeme no fue fácil, habían tantas cosas nuevas, tantas cosas dolorosas, todos estuvieron de acuerdo en que Julia necesitaba tiempo, terapia y mucho tiempo para reconstruirse, pero nadie sabía qué hacer frente a un niño que prácticamente tenía tres progenitores, ninguno con un historial perfecto e idóneo, era de conocimiento público el pasado de adicciones de Graham  y Damon, a algunos les pareció tan aberrante que el menor fuese criado por dos hombres que intentaron basarse en aquel viejo argumento, pero ambos ya no eran esas mismas personas jóvenes y vulnerables de antaño y eso también se notaba. Aún así hubo quien lucho porque el menor fuese entregado a un hogar de menores, ya que pensaba que aquello era mucho mejor que el ser criado por dos hombres.

Como el pequeño ya tenía una madre hubo que decidir quien sería el padre, para ambos amigos fue tan extraño que decidieron suertes lanzando una moneda, el azar decidió que llevase el apellido Coxon y así lo dejaron.

Luego de una larga y extenuante batalla al fin llegó el día de conocer al bebé, a Graham le sudaban las manos, el relato de la historia de la concepción del menor aún le producía asco, Damon llevaba un semblante particular y excesivamente serio, no sabía que era lo que podía encontrar del otro lado de la puerta, estaba tan cerca en tiempo, en espacio, si ambos pudiesen haber retrocedido el tiempo y evitar que el nacimiento de ese bebé ocurriera, lo habrían hecho, a demás de eso habrían cambiado muchas otras cosas, y pensando en el pasado, haciendo un repaso rápido por los momentos dulces, los dolorosos, el bien y el mal, se preguntaban, ¿habría ocurrido esto de haber tomado mejores decisiones?, ¿que tal si nos hubiésemos llevado mejor y jamás hubiésemos peleado?, ¿y si jamás nos hubiéramos conocidos?, pero para bien o para mal ya todo estaba escrito, cada acción del pasado ya había hecho su aporte en este presente tan surrealista, ya era tarde para hacer análisis, Graeme ya era una realidad, respiraba, pensaba, su corazón latía y el tiempo no iba a retroceder.

De pronto, una mujer de unos cincuenta y cinco años entró en la habitación con algo envuelto en una manta, entre sus brazos. El estómago de Damon se sintió apretujado y Graham se sintió más nervioso que nunca y cuando la asistente social se aproximó lo suficiente y mostró el bebé a ambos fue un momento de esos que te marcan para siempre.

- ¿E... Es mi hijo? - Preguntó Graham aún ansioso, aún en pánico. "Tiene los ojos del mismo color que Dames", pensó.

- Me temo que es nuestro hijo. - Se animó a contestar Damon, dando énfasis en la palabra "nuestro". Un poco conciliador, un poco asqueado y algo más que enternecido mientras se preguntaba como era posible La existencia de otro ser viviente con ojos iguales a los que tenía Graham la primera vez que lo vio." 

Algo en lo que veían les hizo pensar en el otro, en los momentos lindos que pasaron juntos, en los más alegres, cuando el amor que se tenían era inconsciente, de lo más benigno, de las cosas más puras.

El castaño recordó el motivo por el cual estaban allí en primer lugar, sintió que el pequeño lo necesitaba y se animo valientemente a tomarlo entre sus brazos, lo tomó muy despacio, muy sereno, Albarn lo miró con asombro. Parecía estar hecho para cuidar niños, el rubio jamás esperó ver así a alguien en el pasado a duras penas podía cuidar de sí mismo, así que por instinto se acercó y le besó la frente con particular ternura, el de ojos cafés, le miró sorprendido y por la cabeza del rubio volvieron a manifestarse los pensamientos de aquel deseo de formar familia que jamás habían desaparecido.

Graeme Alban. Gramon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora