I

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Las historias de amor puede que no empiecen cuando se empieza a amar sino en el momento en que ese primer contacto físico se produce.

Yo recuerdo el que tuve con ella.

Fue en una floristería, en un viernes trece; ella iba buscando un arreglo para un buen amigo que había muerto apenas unas dos semanas atrás. Su cabello rojizo estaba atado en una trenza que empezaba desde la coronilla de su cabeza hasta casi su cintura. Sus ojos estaban algo apagados pues aún llevaba el duelo reciente pesando sobre su alma.

Yo estaba tras de ella, sosteniendo el arreglo que yo estaba comprando; en ese momento solo podía ver su espalda y recuerdo pensar en lo precioso que era el color de su pelo. Cuando pasó su ramo en la caja y volteó para salir de allí, tropezó conmigo.

Ahí empezó todo.

Levantó su mirada y el tono de su piel empezó a tomar un color muy similar al de su cabellera; estaba avergonzada. Sus ojos, de un verde esmeralda me cautivaron justo en ese instante y supe que debía conocerla más, que ese primer encuentro había pasado justo a tiempo. Es estúpido sentir una atracción de esa magnitud y no hacer nada al respecto.

Intentó disculparse, mas levanté mi mano y le sonreí tan dulcemente como pude, tratando de aliviar un poco su bochorno. Planeaba irse de inmediato tras el protocolario "lo siento" pues es algo ilógico pretender entablar una conversación con cada persona que se atraviesa en el camino.

Estoy seguro de que la gente tropieza con los demás con frecuencia y que todo queda allí, queda en la memoria por unas horas o un día y eventualmente la vida sigue porque un choque tan fugaz es bastante insignificante. Nuestro encuentro para ella era de esos, para mí no.

Dejé el ramo que llevaba en mis manos a un lado y a cambio de eso tomé uno de los lirios individuales que estaban cerca de la caja, lo pagué con rapidez y salí con urgencia de la floristería del cementerio. Ella ya iba varios metros alejada y apresuré el paso hasta llegar a su lado.

Le toqué el hombro y saludé. Ya estando fuera y lejos del lugar donde se avergonzó por chocarme, su piel ya no estaba colorada sino que lucía un pálido de porcelana que lucía suave al tacto y brillante al sol; tuve que resistir para no tocar su mejilla.

Estaba embelesado con su rostro.

Ella me devolvió el saludo y se disculpó de nuevo, y una vez más, le resté importancia. Ese choque que para ella era accidental para mí fue el primer encuentro oficial que la vida nos había dado, yo no podía enojarme por ello.

Le pregunté por su visita al cementerio y fue cuando entre suspiros de nostalgia me contó que su buen amigo la había abandonado hacía dos semanas. La tristeza en sus ojos era profunda, no era posible que disimulara ese vacío que se formaba de solo pensar en él.

Me dijo que era un hombre muy cercano a ella, que eran amigos de casi toda la vida y que recientemente estaban intentando pasar de la amistad a un amor romántico.

Eso me hizo saber que entonces no estaba muy dispuesta a dejar que otro amor entrara en su corazón pues es bien sabido que la culpa a veces puede ser mayor que el deseo y ella tenía al difunto en su alma y la había cerrado por respeto a él.

La acompañé a su tumba; ella se sentía cómoda en mi compañía y le aseguré que mi intención no era pretenderla (y en ese momento era cierto porque quería respetar su propio duelo pese a que me gustaba mucho), que solo esperaba tratar de darle un poco de consuelo y quizás brindarle un café después.

Le pregunté su nombre y le dije el mío, comentó que trabajaba en una pastelería del norte de la ciudad y con no poca emoción, le hablé de la coincidencia del destino de que yo viviera a unos minutos de allí. Eso la hizo sonreír.

Ver esa primera sonrisa suya me detuvo por un momento el corazón y me hizo suspirar y más tarde esa noche, pensar en ella mientras miraba el techo de mi habitación.

Ver esa primera sonrisa suya me detuvo por un momento el corazón y me hizo suspirar y más tarde esa noche, pensar en ella mientras miraba el techo de mi habitación

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Delirio de amor  •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora