[1] Confident | Henry Danger

00. El Inicio.

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PRÓLOGO.

LEYA CARLIE MANCHESTER. Una adolescente de 16 años con superpoderes fantásticos, tomando cada pastilla cada día para controlar su ira ya que puede descontrolarse, una chica viral en Internet, la reina de las bromas y la mejor problemática de su clase, ya tiene un nuevo récord de 340 llamadas a la oficina del director en una semana, con sus poderes nadie puede notarla. Los que apenas puede usar a diario son: Telequinesis, cronoquinesis, duplicado, hipnosis, volar, fuerza, velocidad, teletransportación, esferas de energía, leer los pensamientos y su favorito; negarle o absorber un poder a alguien.

Estaba en clase de Geografía donde el profesor estaba escribiendo en la pizarra, algunos escribían, otros hablaban, las chicas se maquillaban y el resto estaba riéndose con Leya mientras ella hacia caras raras de cómo actuaba su profesor.

-Bien clase -el profesor se dio vuelta y rápidamente todos se giraron actuando como que ya habían prestado atención a lo que escribía-, ahora les quiero dejar una tarea sobre investigar sobre... -no pudo continuar ya que cuando empezó a caminar se tropezó con una banana cayendo al suelo y varios alumnos reían a carcajadas, el profesor se levantó molesto agarrando la banana con una mano y arreglando sus anteojos en la otra-. ¡¿Quién. Puso. Esto?!

Automáticamente todos dejaron de reír, mordiéndose la lengua o el labio mientras guardaban sus sonrisas inocentes.

-Bueno, si nadie va a hablar... ¡Castigados! -gritó el profesor, todos empezaron a quejarse pero Leya se levantó de su asiento con una sonrisa en su rostro-. Señorita Manchester, ¿Por qué no me sorprende que haya sido usted la causante de esto? Explique porqué lo hizo.

-Porque la lección es muy aburrida y quería hacerla interesante -contestó con una sonrisa.

- ¿Y por qué 'aburrido'?

-Su caída fue muy interesante -entonces todos empezaron a reír, incluyendo a la joven Manchester.

-Bueno, señorita Manchester. ¿Qué tal si le cuenta su chiste a la directora? ¡Salga! -gritó el profesor señalando la puerta.

-Qué amargado, mejor busque una novia, si es que alguien además de su mamá lo ame -otra vez las carcajadas, Leya tomó su mochila mientras caminaba hacia el profesor.

-¡Salga ya!

-Usted dice que digamos la verdad, ¿Y me calla por decirla? De verdad necesita una novia -se dio vuelta para ir al marco de la puerta-. Esta reina se va, señoras y señores.