Narra Samuel:
-Por que le dijiste que te llamabas Marcos?- me preguntaba Rubius mientras bajábamos al cuartel.
-Quieres que le revele mi identidad a un desconocido?- lo miré levantando una ceja.
-Pues no.- dijo mirando hacia abajo pensativo.- Pero al menos hubieras buscado un nombre mas interesante.- se ríe mientras terminamos de bajar las escaleras.
En frente nuestro se veía una puerta de metal, en realidad era mucho mas pesada de lo que se veía. A la altura de los ojos había un agujero que dejaba ver quienes estaban detrás de esta.
Toqué.
Por ese mismo agujero se ve un ojo color café.
-Quien es?- preguntan del otro lado, su ojo nos inspeccionaba a ambos.
-Yo idiota, abre.- le dije sin paciencia.
-Contraseña?- su ojo seguía mirándonos.
-Tu con un tiro en la puerta si no nos abres ahora...- dije cruzándome de brazos, me estaba impacientando.
-Me vale.- dijo de inmediato. La puerta se abrió dejando ver una sala de estar, con sillones viejos, una mini barra, un tablero de dardos malgastado y un par de sujetos haciendo nada aquí y allá.
Las paredes eran grises, aburridas, el piso estaba cubierto por cerámica negra.
-Bien. Que tenemos?-pregunté mientras me adentraba y miraba a todos.
-Mis radares detectaron movimiento de los Cráneos cerca de nuestro perímetro.- una chica rubia se me acercó, Lana, era nuestra hacker, encargada de que todo funcione correctamente.- Solo son dos.- ella me mostró el vídeo de una de las cámaras.- No parece que estén buscando problemas...-
-Mantieneme al tanto.- le dije para que no los perdiera de vista.
-Hay algunas armas en mal estado, cuchillos gastados, falta de filo y esas cosas.- ese fue Alex, uno de los mejores con los explosivos. Era pequeño pero sabía defenderse.
-Los chalecos ya no sirven, los estuvimos revisando y tienen muchas aberturas de balas.- Mangel, con lentes, muy inteligente, serio. Compañero de Rubius.
-Puede conectarme a un nuevo satélite, tendremos mas alcance en los perímetros.- Luzu, novio de Lana. Nuestro ojo en el cielo.
-Vege, los hombres se han estado quejando, el dinero no alcanza, no tenemos los suministros suficientes para defendernos.- Frank, mi mano derecha, mi mejor amigo.
Todos ellos comenzaron a hablarme al mismo tiempo, no lograba entender nada y comenzaba a dolerme la cabeza, me puse serio y ellos entendieron. Al instante callaron todos dejándome pensar con claridad.
-Vale. Quiero que mañana convoques a todo nuestro grupo, quiero hablar cara a cara con ellos.- le dije a Frank.- Repondremos las armas, cuchillos y chalecos.- dije mirando a Alex, Mangel y Rubius, ellos asintieron.- Vigilen a esos dos Cráneos.- les dije Luzu y Lana.- no los quiero cerca de este bar. Preguntas?- todos callaron.- Pues manos a la obra.- todos se dispersaron comenzando a hacer lo que les pedí.
Seguí caminando hasta una puerta de madera negra, la abrí. Era mi oficina, un escritorio repleto de papeles, las paredes era de un verde apagado, un sofá-cama donde podía descansar y una pequeña nevera con un par de cervezas.
Me senté en la silla detrás del escritorio, arrimé mi silla y suspiré. Si, las cosas iban mal. Muchos han dejado la banda con la excusa de que no es lo mismo de antes, que ya no somos peligrosos. Nadie nos respeta como debería, a sus ojos somos niños jugando a ser los malos.
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Fugitivos - Wigetta
AksiDos vidas totalmente opuestas se cruzan en una desafortunada pelea, bandas mafiosas, corrupción y muerte son términos con los que Guillermo no está familiarizado. Su vida dará un giro repentino al conocer a dos muchachos muy diferentes a él... Allí...