Brujas y guerreros

§V. Varados en "La tierra de nadie"

—Tierra de nadie, Siglo IV—

La elegante figura de la "Profeta de las eras" impedía voltear a ver en otra dirección que no fueran sus ojos o la gran esmeralda azul de su báculo que tintineaba a capricho; las brujas se levantaron sin perder el eje que su cuerpo guardaba con respecto al suelo y aun con la cabeza agachada abrieron paso a Sibila, quien avanzo hasta colocarse enfrente de Alejandra; le tomo de la cara y le dijo al oído "No tengas miedo", la cara de Alejandra comenzaba a expresar temor; el control de Yla sobre las mentes de los extranjeros perdió su fuerza ante la presencia de Sibila.

— ¿Dónde estamos?— Preguntó Dinorah mientras los demás volteaban a los alrededores sin entender que estaba ocurriendo.

Sibila volteo a ver a Dinorah a los ojos; hipnotizada por la esmeralda de su báculo  Dinorah se arrodillo frente a ella; Sibila se acerco lentamente y puso su mano encima de su cabeza, sonrió por un instante y cerro sus ojos.

—Deberías replantear tu pregunta, no es ¿Donde están lo que importa? Más bien es ¿Cuando? —Sibila abrió los ojos y retiro su mano acariciando suavemente la mejilla de Dinorah —¡Ponte de pie! No necesito mas reverencias, no soy una diosa, solo un alma condenada a vagar eternamente en el mundo de los mortales—.

—Entonces ¿En que año estamos? —Replanteó Dinorah la pregunta mientras se levantaba.

—¡Ustedes lo conocerían como el Siglo IV! Para ellos es la época actual—Señaló a las brujas y los guerreros —Este lugar aun no tiene nombre y su historia tampoco se ha publicado...—.

—¿Y que hacemos aquí? —Marco interrumpió a Sibila.

—Es una pregunta difícil, que no debo responderles; una persona que sabe mucho de su futuro ya no cumple con su misión con las mismas expectativas; el destino no esta escrito en una roca y es susceptible al cambio, sin embargo, su viaje hasta mi pequeño fragmento del edén no ha sido en vano, los esperaba desde hace mucho tiempo—.

—¿Disculpa? —Aluko dio unos pasos, plantándose a unos centímetros de Sibila con su rostro retador —¿A que te refieres con que los esperabas? — Hizo una seña de desprecio.

—¡El arquero impaciente! —Extendió la mano y apartó a Aluko del camino —He visto que en todas tus vidas no cambias, en todas eres terco y obstinado pero de buen corazón; veras no solo a ellos son a los que esperaba, también a ustedes. —Sonrió ligeramente, como si los presentes entendieran lo que trataba de explicar .

Mientras Sibila recorría lentamente la cara, de los aun escépticos presentes, se dio cuenta de que no tenían idea de lo que sus palabras representaban; así que comenzó a caminar al rededor de ellos, pensando en la mejor manera de manejar la situación; ya había tenido malos entendidos manteniendo la misma conversación en épocas pasadas.

—Verán sus almas han estado conectadas desde el inicio de los tiempos ¿Cual es la razón? Bueno la realidad es que hasta yo desconozco la repuesta, y como podrán suponer esta no es la primera vez que nos hemos visto y probablemente tampoco sea la ultima. En este punto estoy obligada a decirles lo mismo que en sus vidas pasadas: "¡No les responderé sus preguntas, pero si les daré seis consejos, uno a cada uno!"—.

—¿Pero somos doce!—Dinorah alzó la voz y se abrió paso al centro, aunque su exclamación tenía la entonación de una pregunta.

Sibila hizo caso omiso del comentario, estiró la mano haciendo señas para que se colocaran por parejas formando una media luna, coloco a Magdalena al lado de Yla, a Alejandra con Aneu, Dinorah con Ehud, Marco con Guim, Jano al lado de Brandon y por ultimo a Aluko al lado de Enrique.

Guim y Jano quedaron de frente, comenzaban a entender de que iba el juego de Sibila; Guim desvió la mirada hacia Marco quien tenía a su costado izquierdo y empezó a notar las similitudes: el porte, la barbilla partida, el pelo castaño, los ojos grandes expresivos con pestañas largas y rizadas, el carácter alegre. Guim desvió la mirada apenado, Marcó se había percatado que llevaba un tiempo mirándolo fijamente.