11 de febrero del 2012, Génova, Italia
Llegamos a Génova como a las 10 de la mañana. Bajamos del jet y salimos del Aeroporto Internazionale Cristoforo Colombo. El clima era agradable y soplaba una ligera brisa.
-Ah, Italia, hacía bastante que no estaba aquí- dijo Elena mientras se estiraba.
-Ya veo. ¿Entonces sabes italiano?- le dije.
-Si- me correspondió Elena.
-Entonces, ¿Cómo vamos a encontrar a esa mujer de aura mística?- le pregunte.
-Escuchando al viento Manuela- me dijo Elena.
Entonces yo cerré mis ojos y me respire profundamente. Calme mis pensamientos y me concentre en escuchar lo que decía el viento. El viento decía multitud de personas. Ciertamente era más difícil encontrar a una persona en una ciudad de 584 mil personas. Pero, de repente, sentí una sensación...misteriosa, que no se podía entender con claridad. Esta sensación se movía un poco hacia arriba y hacia abajo. Después de pensarlo un poco, llegue a la conclusión de que se encontraba en la costa. Aparte los demás ruidos de las demás personas y me enfoque en la sensación de misterio e incertidumbre. Abrí mis ojos.
-Ya la encontré, princesa- le dije a Elena.
-¡Sabía que podías hacerlo! ¡Vamos Manuela! ¡Y en el camino nos vamos a tomar fotografías!- dijo Elena sacando un celular de sus bolsillos y saliendo rápidamente del aeropuerto.
-¡Princesa, espéreme!- dije corriendo hacia ella.
Obviamente mi maestra había encontrado la presencia de esa mujer antes que yo. Seguramente me pidió que la buscara para practicar mis habilidades. En fin, pues, fuimos a Génova a turistear, tomándonos fotos en las catedrales. La ciudad estaba llena de turistas, algunos de los cuales se nos quedaban mirando. Yo supuse porque mi amiga era evidentemente africana y porque yo usaba una blusa keniana y unos pantalones de capoeira. Me excitaba la idea de que pensaran que fuéramos pareja.
Después de pasearnos, ya nos metimos de lleno a buscar a la mujer con el aura mística. En nuestra búsqueda pasamos por un puente en el que estaba un joven rubio de ojos azules. Se podría decir que era guapo. Este se acercó directamente a mí, con una sonrisa que aparentaba sinceridad.
-Oh, mi scusi signorina, ma non ho potuto fare a meno di vedere la sua grande bellezza! (¡Oh, disculpe señorita, pero no pude evitar su ver su gran belleza!)- dijo el joven acercándose a mí, haciendo una pequeña revencia.
-"¿Por qué siempre me pasa esto? ¿Por qué ninguna lesbiana se me acerca?"- dije en mi mente.
-Grazie mille, ma io e il mio amico abbiamo fretta. (Muchas gracias, pero mi amiga y yo tenemos algo de prisa)- le dije cortésmente para no insultarlo.
-Voi due assomigliate ai turisti. Non posso permettere che due belle donne come te siano sole in questa città o con una guida. Per favore, permettimi di accompagnarli. (Ustedes dos parecen turistas. No puedo permitir que dos bellas mujeres como ustedes estén solas en esta ciudad ni con un guía. Por favor, permítanme acompañarlas.)- dijo el joven insistente.
Me estaba comenzando a fastidiar la actitud del chico. Algo me decía que no era confiable, que sus intenciones no eran buenas.
-Mi dispiace davvero, ma siamo davvero di fretta! Inoltre, il mio amico ha già un fidanzato ed entrambi si amano molto. (¡Lo siento mucho, pero en verdad tenemos prisa! Además, mi amiga ya tiene novio y los dos se quieren mucho)- dijo Elena.
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Kapoeira no utsukushi-sa: Capoeira Beauties
ActionA mi siempre me fascinó la capoeira. Desde niña, me sentí atraída por ella. Su ritmo y sus movimientos me impresionaban y quería bailarlos. Y cuando tuve la opción de aprenderla, no lo dude ni un segundo. Esta es la historia de como yo, Manuela Hida...