5 de febrero del 2012, Condado del Río Tana, Provincia Costera, Kenia
Mi maestra Elena y yo estábamos en nuestro lugar de entrenamiento, pero ese día no íbamos a entrenar. Ya tenía mi corda azul, lo que significaba que estaba en el rango de graduado de capoeira. Había una brisa suave que acariciaba nuestros pechos y nuestra cara. En nuestros ojos se veía el respeto y cariño mutuo que nos teníamos.
-Manuela, has avanzado mucho en estos días. Ya sabes hablar en suajili y eres una heroína no solo en nuestra tribu, sino ya en parte de África. En este día, tú y yo nos enfrentaremos, para medir en al campo de batalla todo lo que has aprendido. ¿Estas lista?- grito Elena emocionada.
Yo también estaba emocionada. Quería mostrarle a la hermosa princesa keniana todo lo que había aprendido y más gracias a ella. Y claro, era una batalla en la que yo no podía usar mis súper poderes. Sería una ventaja muy injusta contra mi sensei, además de que sería súper aburridísimo para mi. Quería una pelea justa y que me ayudara a mejorar.
-¡Claro sensei!- le dije feliz.
-¡Entonces muéstrame tu ritmo Manuela!- dijo Elena.
Y la batalla empezó. Las 2 empezamos a danzar, esperando el momento indicado para atacar. Y yo lance la primera patada con mi pie derecho. Mi pie rozó la cara de mi maestra, quien la esquivo con suma facilidad.
Enseguida ella saltó y me lanzó una patada que me iba a dar en el rostro, pero reaccione a tiempo y la logre parar, pero no preví la segunda que me dio en la cadera, haciéndome retroceder unos pasos. Retome rápidamente la danza y nuevamente le lancé una patada, pero mi maestra la esquiva con una hermosa gracia y una gran sonrisa.
-"¿Cómo le hace para esquivarme?"- pensé mientras puse mis manos en el piso para apoyarme.
E inmediatamente lancé mis piernas sobre Elena, apuntando a sus pies. Elena saltó. Yo esperaba que saltara.
-Buen intento Manuela- dijo Elena sonriente.
-¡Ataque de la serpiente blanca!- dije, nombrando el ataque que iba a realizar a continuación.
Rápidamente hice mi cuerpo hacia y, con mis manos, me impulse hacia el aire, apuntando mis piernas sobre Elena, golpeándola en el estómago con mis 2 piernas. Elena puso una cara de dolor, pero luego la cambio a una sonrisa.
Yo caí al suelo con mis pies, mientras que mi maestra cayó de espaldas, pero rápidamente se puso de pie, como si no hubiera recibido golpe alguno. Era evidente que estaba acostumbrada a las peleas y a los golpes fuertes.
Se acercó y me lanzó una serie de patadas que yo difícilmente esquivaba.
-¡Ese ataque estuvo increíble Manuela! Pero, una duda, ¿Por qué la llamaste serpiente blanca?- dijo Elena mientras me lanzaba patada tras patada.
-Desde niña de fascinan las serpientes, son mis animales favoritos- le dije a mi maestra esquivando por poco una patada que iba dirigida a mi cabeza.
Luego salte para esquivar otra. Mi los ojos de Elena. Estaban llenos de orgullo y emoción.
-Valla, eso explica tus pulseras de serpientes. Parece que eso es lo único que tienen en común tú y tu padre: su gusto por las serpientes- dijo Elena mientras yo seguía en el aire.
Eso por poco me desconcentra y por poco caigo mal.
-Si- dijo admitiéndolo con un poco de dolor.
Luego mi maestra se giró de manera sorpresiva y gran velocidad, lanzando sus piernas hacia mí. Utilice mis brazos para parar su ataque, provocando que perdiera el equilibrio, cayendo al piso. Elena rápidamente se puso en posición para darme otra patada.
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Kapoeira no utsukushi-sa: Capoeira Beauties
AksiA mi siempre me fascinó la capoeira. Desde niña, me sentí atraída por ella. Su ritmo y sus movimientos me impresionaban y quería bailarlos. Y cuando tuve la opción de aprenderla, no lo dude ni un segundo. Esta es la historia de como yo, Manuela Hida...