8- vs. As dançarinas bonitas do Brasil

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17 de febrero del 2012, São Paulo, São Paulo, Brasil

Tardamos en llegar a São Paulo todo un día, pero por fin habíamos llegado. Al bajar del avión y salir del Aeroporto Campo do Marte, fuimos recibidas por un clima húmedo y cálido, muy agradable para nosotras. Yo no sudaba. En cambio, Elena sudaba un poco, pero lo suficiente para que la ropa se le pusiera un poco pegadita, además de que su piel adquiría un sensual brillo.

-¡Ah, llegamos al Brasil!- dijo Elena alegré mientras estiraba.

-Sí, hacía bastante que no venía a Brasil- dije.

-¿Has venido antes a Brasil?- me preguntó Elena.

-Sí. Después de que mi madre muriera, mi padre me mando a una escuela de riquillos en Río de Janeiro. Como el tipo con el que me mandó era un borracho, se murió a los pocos días y yo estuve aquí por mi cuenta, pero me cuidaba bien. Fue en Río de Janeiro, en 1992, cuando conocí a la capoeira y a Mew y me volví su estudiante- le dije un poco nostálgica.

-Vaya, interesante historia- dijo Elena.

-Sí, es un poco larga, otro día se la cuento, princesa- le dije.

-Bueno, será la hora de ponernos a buscar Laura y su compañera- dijo Elena.

-Princesa, ¿cree que la podamos encontrar en una de las ciudades más pobladas de Brasil?- le pregunté.

-¡Por supuesto! No importa si aquí 22 millones de personas, las podremos encontrar, ¿y sabes porque?- me preguntó Elena con una enorme sonrisa.

-Eh..., ¿Por qué hay capoeiristas en São Paulo?- le dije.

-¡EXACTO! Fue en esta tierra donde Njeri y sus hijas dieron luz a la capoeira. El ritmo de la capoeira, se puede sentir en el aire- dijo Elena al mismo tiempo que extendía las manos a los lados, cerraba los ojos y una brisa de aire nos acariciaba.

La brisa nos comunicaba los pensamientos, las actividades, los ritmos de los millones de habitantes de São Paulo. Y entre esos ritmos pudimos encontrar fácilmente el de nuestros hermanos y hermanas capoeiristas, los cuales se divertían en diversas rodas, grandes y pequeñas.

-Tiene razón, princesa- dije cerrando los ojos para concentrarme y apreciar mejor lo que comunicaba el aire.

-Bueno Manuela, cera mejor que nos movamos. Vamos a buscar a Laura y a tener una gran pelea entre capoeiristas. ¡Estoy emocionada! ¡No puedo esperar a enfrentarme a otra capoeirista con un ritmo diferente al nuestro!- dijo Elena muy emocionada.

-¡Tiene razón princesa!- le dije emocionada.

-Bueno, será mejor que empecemos a buscar. Supongo que no habrá problemas si participamos en algunas rodas- dijo Elena con una sonrisa.

Así, pues, fuimos explorando las grandes y extensas calles de São Paulo, encontrando varias academias y rodas de capoeira en el camino. Y claro, nos pusimos a bailar con ellos, quienes reconocieron a Elena de inmediato. La llamaban "Princesa Negra da capoeira" y Elena me presentó como su alumna, la Serpiente Blanca. Fue agradable poder bailar la capoeira sin tener que pelear. Había muy buenos capoeiristas y, como no, sensuales mujeres capoeiristas, pero ninguno al nivel de Elena.

Habían pasado varias horas, pero no habíamos encontrado a la tal Laura, pero si a muchas mujeres guapas que se nos acercaron y me pidieron algún beso, a lo que yo no me reúse.

Nos decidimos tomar un descanso y fuimos al Parque do Ibirapuera, un parque muy hermoso y con hermosos árboles, un gran lago y hermosos puentes, para tomar un pequeño descanso.

Kapoeira no utsukushi-sa: Capoeira BeautiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora