Una forma mundana que tiene el hombre de llorar,
es quemando sus lágrimas en humo,
y prender sus frustraciones enrolladas en papel de fumar.
Así es como el humano solloza hasta dejar de tener ganas de mirar atrás.
Llorando humo,
besando al cigarro,
suspirando sentimientos que pesaban
demasiado como para echarlos a volar,
ahora bailan por el cielo como si nunca
hubiera pasado nada por lo que suplicar.
Cada calada, un beso que no podrá ya dar;
cada aspiración, un sollozo menos que lamentar.
Todo ello, hasta que el corazón deje de llorar.
Veinte cigarrillos,
uno por cada puñal.
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𝖯𝗈𝗋 𝖴𝗇 𝖯𝗎𝗇̃𝖺𝖽𝗈 𝖣𝖾 𝖵𝖾𝗋𝗌𝗈𝗌 𝖣𝖾𝗌𝗈𝗋𝖽𝖾𝗇𝖺𝖽𝗈𝗌.
PuisiHola, Persona al Otro Lado de Estas Palabras, el libro que estás apunto de leer está compuesto por texto ya quemados. Recuerdos, que de tanto vivirlos no quedan ni sus cenizas y que las palabras que los componen no son mas que el testimonio de lo qu...