Ambos quedaron asombrados al escuchar sus nombres completos de los labios de la anciana.
Se miraron el uno al otro por más de diez segundos hasta que Emma fue la primera en reaccionar.—¿C-cómo es que sabe nuestros nombres?
—he oído hablar de Evan Hawk y Emma Campbell más de una vez, conozco lo que hacen. Y supuse que en algún momento vendrían a mí para sacarse algunas dudas.
—oye, somos famosos hasta en Japón. —le susurra al oído Evan haciéndola reír.
—acérquense muchachos. —la anciana señala dos asientos frente a un escritorio. Ambos le hacen caso y se sientan uno al lado del otro quedando enfrentados con la señora.
—Gracias...
—Celina, pueden llamarme Celina si gustan.
—gracias, Celina. —volvió a decir Emma.
—bueno, han venido a mí por dudas, ¿es correcto? —los dos solo atinan a asentir con la cabeza. —¿puedo saber cuales son?
—de hecho, son varias.
—estoy dispuesta a responder todas y cada una de ellas.
—¿cómo sabremos si lo que nos dices es verdad? ¿Deberíamos confiar en ti? —acota por primera vez desde que llegó Evan, mirando a la anciana.
—por algo vinieron a mi, ¿o me equivoco?
—pudiste ser nuestro último recurso.
—¡Evan! ¡No seas grosero!—le susurra Emma dándole un codazo en las costillas.
—dicen que los ancianos tienen mucha sabiduría, yo siempre fui partidaria de eso. Apuesto a que quieren saber por qué pueden ver su hilo rojo del destino... pues, como saben, son muy pocas personas la que pueden verlo realmente.
—¿por qué? —inquiere Evan con interés
—debo suponer el hecho de que ya saben la leyenda del hilo rojo, sin embargo, se las recordaré. "Hace mucho tiempo, un emperador se enteró de que en una de las provincias de su reino vivía una bruja muy poderosa que tenía la capacidad de poder ver el hilo rojo del destino y la mandó traer ante su presencia.
Cuando la bruja llegó, el emperador le ordenó que buscara el otro extremo del hilo que llevaba atado al meñique y lo llevara ante la que sería su esposa; la bruja accedió a esta petición y comenzó a seguir y seguir el hilo.
Esta búsqueda los llevo hasta un mercado en donde una pobre campesina con una bebé en los brazos ofrecía sus productos. Al llegar hasta donde estaba esta campesina, se detuvo frente a ella y la invitó a ponerse de pie e hizo que el joven emperador se acercara y le dijo: "Aquí termina tu hilo", pero al escuchar esto, el emperador enfureció creyendo que era una burla de la bruja.
Empujó a la campesina que aún llevaba a su pequeña hija en los brazos y la hizo caer haciendo que la bebé se hiciera una gran herida en la frente. Luego ordenó a sus guardias que detuvieran a la bruja y le cortaran la cabeza.
Muchos años después, llegó el momento en que este emperador debía casarse y su corte le recomendó que lo mejor fuera que desposara a la hija de un general muy poderoso. El emperador aceptó esta decisión y comenzaron todos los preparativos para esperar a quien sería después la elegida como esposa del gran emperador. Llegó el día de la boda, pero sobre todo había llegado el momento de ver por primera vez la cara de su esposa.
Ella entró al templo con un hermoso vestido y un velo que la cubría totalmente su rostro. Al levantarle el velo vio por primera vez que este hermoso rostro tenía una cicatriz muy peculiar en la frente. Era la cicatriz que él mismo había provocado al rechazar su propio destino años antes. Un destino que la bruja lo había puesto frente suyo y que decidió descreer."
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Cuando Encontremos el Amor.
Nouvelles"Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse sin importar el tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar, contraer o enredar pero nunca se romperá." Ella tenía el don de poder ver el Hilo rojo del de...