Capitulo 2.

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  —Emma, no creo que ayudarlo sea una buena idea —le comenta Alan a su mejor amiga —quizás sólo esté engañándote.

Hace ya quince minutos que tanto Alan como Emma están encerrados en la cocina discutiendo sobre Evan.

Ella quiere ayudarlo, pero Alan piensa todo lo contrario.

  —no lo creo, no lo veo capaz, mira su rostro. No parece alguien malvado.

  —Emma, pensé que las hormonas no seguían haciendo ese efecto en ti. ¡Tiene cara de ser una persona malvada! Mira su sonrisa burlona, no ha abandonado su rostro desde que llegó.

Ambos observan a través de la cortina al muchacho. El cual se encuentra sentado mirando distraídamente todo el lugar. Una vez aburrido, comienza a utilizar su celular, haciendo que Emma y Alan vuelvan a su conversación.

  —no podemos dejarlo solo por mucho tiempo. Volveremos ahí y le dirás si lo ayudaras o no, yo no creo que sea una buena idea, pero es tu cliente, Emma. Confío en ti.

Ella se acerca a él y le da un gran abrazo. Ambos sonríen y se disponen a cruzar la cortina que separa la cocina del pequeño salón.

Caminan hasta donde está Evan y se sientan frente a él.

  —¿y? ¿Me ayudaras?

  —si. —responde Emma sin dudarlo.

Sabe que es muy probable que esté cometiendo un gran error, pero quiere comprobar primero si el chico es realmente lo que él dice ser. Le cree a a su amigo, y no confía mucho en Evan, pero aún así quiere ayudarlo, sobretodo si él dice la verdad y quiere encontrar a su otra mitad.

Aunque es muy extraño ya que, según el, también puede ver el hilo rojo del destino. Pero al igual que ella, no puede ver el propio.
Cosa que le parece sumamente extraña.
Tal vez ella pueda ayudarlo con eso.

Siempre pensó que eso solo le pasaba a ella por tener el don, pero al enterarse que alguien más tenía la misma peculiaridad y así vez, él mismo problema, necesitaba ayudarlo.

Es decir, ¿por qué no hacerlo? Se ve que el chico no es malvado.

O al menos, es lo que Emma quiere pensar.

  —¿de veras lo harás? —la chica asiente con la cabeza.

  —pero primero, quiero preguntarte unas cosas.

  —claro, no tengo ningún problema con ello.

  —bueno, Brujita. Ya debo irme. —anuncia Alan haciéndola reír por su apodo. —te dejo con este Idiota, cualquier cosa me avisas, ¿entendido? —susurra en su oído para después dejar un sonoro beso en la mejilla de su amiga.

Se despide de Evan haciendo una señal con la cabeza, a lo que él hace lo mismo. Agarra sus cosas y se marcha.

—que bueno es que ya hayas encontrado a tu propio hilo rojo. —dice el muchacho cuando ya están solos.

—¿qué? ¿Lo dices por Alan? —asiente con la cabeza —oh no. Él no es mi pareja —Emma comienza a reírse —es mi mejor amigo. Jamás nos vimos con esos ojos, créeme.

—¿en serio? Pensé que eran pareja.

—pues pensaste mal. —ambos se miran y se sonríen.

Emma quedo embonada viendo cada parte del rostro de su cliente hasta que recordó justamente eso, es su cliente, lo que significa que necesitaba su ayuda.

—Entonce, Evan —aclara su garganta —dices que tú también puedes ver el hilo rojo, quiero decir, tu eres mi competencia.

—así es.

Cuando Encontremos el Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora