Capítulo 9: Recuperación

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Capítulo 9: Recuperación

En seguida frené en seco y negué rotundamente

-          Un piercing, por favor, sólo uno – me rogó. ¿Piercing? Eso lo llevaban los macarras.

-          Eso es de macarras – dije yo provocando una fuerte carcajada por parte de Harry

-          ¿Nunca has ido a Galicia? – preguntó

-          No – negué yo

-          Pues fliparías – volvió a soltar una risotada cogiéndome fuertemente del brazo y tirándome hacia la tienda.

Cuando entramos, empecé a flipar. Había miles de pendientes colgados: de acero quirúrgico, piercing, dilataciones, piercing falsos…

-          Disculpa… ¿Quieren algo? – preguntó una joven de unos 27 años de edad toda tatuada y llena de piercings. No pude evitar mirarla con un pelín de repulsión y hacer una mueca

-          Sí – dijo Harry – Yo quería un piercing en el labio… El agujero ya lo tengo, pero me lo quité y quiero uno nuevo de acero quirúrgico – explicó. No me había dado cuenta de que Harry tenía un agujero en el labio que delataba el hecho de que había tenido allí un piercing alguna vez, y eso, por alguna razón, me asustó.  Un piercing era muy grande para mí.

-          Muy bien – dijo la joven. Estuvieron un rato en el mostrador seleccionando y viendo los diferentes piercing que le podían encajar en la nariz y en el labio-Porque sí, al final quería otro en la nariz, donde, también tenía un agujero- . Al final acabó poniéndose un aro de acero quirúrgico en la nariz y otro en el labio. Cuando se los puso, sonrió orgulloso, provocándome una débil sonrisa a mí. Nunca antes había visto bonitos los piercings, pero a él le quedaban bien, aunque seguía firme con la idea de que no quería ninguna penetración de agujas sobre mi piel o lo que hicieran para agujerearte.

-          ¿Y tú quieres algo? – preguntó la chica con una ceja enarcada y los brazos cruzados sobre su pecho cuando terminó con Harry. Me miraba con una mirada retadora, como si no creyera que era capaz de hacerlo. Me dio la risa, pero es que realmente no quería hacerlo. Es decir, ¿qué tipo de masoquista se perfora la piel para tener algo de lo que uno al fin y al cabo se acaba cansando? Harry. Él lo hacía

-          Y-Yo… - balbuceé

-          Ella quiere uno de mentira, tiene belonefobia – mintió y suspiré agradecida

-          No hay problema, se lo podemos hacer con una cánula, con un dermal punch o con una pistola perforadora – dijo la chica con una sonrisa falsa

-          Me conformo con el piercing falso – dije yo poniendo una sonrisa más falsa aún. Harry , que miraba la situación divertido, me dio la mano para que me relajara y soltó una risotada cuando se la agarré lo más fuerte que podía para no dar una somanta de hostias a la chica esta que se encontraba al otro lado del mostrador.  Me empezó a hablar de los diferentes tipos de pendientes que había para la nariz (decidí ponérmelo ahí) y al final no me quedaba tan mal como pensaba. Pero:

a)      Estaba comenzando a hacer todas las cosas que me prometí a mi misma que no haría- lo que me hacía pensar que era una persona hipócrita-.

b)      Me preocupaba lo que dirían mis padres sobre esto, porque, lo más seguro, es que me prohibieran estar con él. Porque, vale, mi piercing se podía quitar, pero el suyo no, y mis padres siempre han sido bastante antiguos con esas cosas.

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⏰ Última actualización: Sep 01, 2014 ⏰

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