Capítulo 2: Esa chica es un caso a parte

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Hey, chicas, ¿qué hay? Este libro es muy personal mío y comprendo si no os gusta porque es un libro diferente, es un libro muy... especial. El caso es que aquí estoy, empezándolo.  La canción con la que he escrito el capítulo se llama Hey, there Delilah y está en multimedia. Este capítulo está dedicado a Cami (@camreckless) porque es una gran lectora que vota y comenta siempre. Bueno, chicas, un besazo,

xxxGuirixxx

Os adoro, votad y comentad:3

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Capítulo 2: Esa chica es un caso a parte

Al abrir la puerta vi a una enfermera que me esperaba mientras quitaba sutilmente los post-it de la pared. La enfermera, de unos 38, rechoncha y pelirroja teñida, no tardó en darse cuenta de mi presencia y me miró sorprendida

-        Has salido – no preguntó, sino más bien afirmó, con esperanza en los ojos

-        Sí – respondí seca dando pasos pesados hacia mi camilla y caí redonda sobre ella.

-        Eso es bueno – dijo ella, yo me limité a encogerme de hombros. ¿Bueno? Yo no lo definiría como tal, me había intoxicado con aire de cigarrillo y había conocido a un  patán. – el señor Styles ha muerto – dijo ella indiferente, como si fuera lo más normal del mundo, claro que para ella lo era. El señor Styles era el único anciano al que conocía en este hospital; ni muy amigo, ni poco amigo, solo un anciano más. Al principio, el señor Styles me regalaba caramelos y me decía que no estuviera ni triste ni enfadada, que así no se curaba el cáncer. Entonces yo le preguntaba que si estando contenta y desenfadada se me curaría, él entonces me decía que lo probara y me daba caramelos. Un año más tarde de que me ingresaran más o menos, fui a visitarle y me comunicaron que se quedó en un estado vegetal, desde entonces no me volvió a dar caramelos. De vez en cuando iba a visitarle y, sonará loco, pero a veces juraría que le escuchaba preguntar: “¿Lo has intentado?” y yo me quedaba pensándolo. Nunca lo intenté. Definitivamente tenía que ir al entierro y funeral de este anciano

-        ¿Cuándo es el funeral? – pregunté

-        Esta tarde, sobre las ocho en punto – me dijo ella cabizbaja

-        ¿Tan pronto? – pregunté

-        Sí, murió ayer – dijo sin importancia y yo me limité a murmurar un apenas audible: “Ah”. Realmente me resultaba impactante que no me hubiese enterado antes.

-        ¿Dejarían sus familiares que yo fuese? – pregunté educadamente

-        Por supuesto – dijo ella

-        Bien – dije yo. Miré mi reloj y me di cuenta de que no tenía apenas tiempo, pero no me iba a poner ropa elegante, ¡era un funeral! Se supone, que por respeto a los muertos, uno lleva ropa bonita y lujosa, aparte de negra, pero, ¿la ropa qué más daba si lo importante es el sentimiento? Lo importante es ir, verlo yaciente y sonreír nostálgicamente para llorar un rato por alguien a quien no vas a volver a ver. Otra cosa es el postureo, el ir allí vestido cuan rey y fingir estar entristecido, poner una mueca triste – si no es de asco- y decir a un familiar cercano que le querías mucho, que lo sientes de verdad(aunque en realidad no se saben ni el nombre). A todos aquellos locos: falsos. La enfermera terminó de retirar los post-it de mi cuarto y se fue contenta por la puerta, como si lo que me había dicho no hubiera tenido importancia alguna. Me puse un vestido negro por si acaso no querían que estuviera en el funeral en chándal y unas bailarinas negras a juego. Emily, mejor no llamar la atención, me dije a mi misma. Salí pesadamente de mi habitación y vi en frente de mi habitación, en un lado del pasillo, un cartel: “James Edward Styles falleció ayer, 1/2/2014, se celebrará un funeral laico hoy 2/2/2014 a las 8:00 en el cementerio del hospital y será público para quien quiera demostrar su pésame. Un cordial saludo, la familia Styles” El cementerio de la Iglesia estaba cruzando una calle, manzana abajo. Salí del hospital avanzando pesadamente y llegué a la calle, donde sentí frío. ¡Con el chándal hubiera estado cómoda y caliente! Pero no, por educación tenía que ir embutida en un puñetero vestido negro que quizás no me pondría en siglos pero que si en los funerales. Esto era definitivo, era el vestido de los funerales. A partir de ahora iría a todos y cada uno de los funerales de mis “amigos” del hospital. Aunque bueno, el señor Styles era un anciano, eso no era un amigo, era un conocido al que le cogí cariño. Amigos, el concepto amigos…. No tenía. Me di calor (frotándome con las manos las partes a dar calor) mientras avanzaba dando cortos pasos y bajaba calle abajo. Miré el reloj de nuevo: 7:55, ¿cuándo se había hecho tan tarde? Me dio apuro el no estar invitada y encima tener la gracia de llegar tarde entonces empecé a correr calle abajo, casi ahogándome intentando coger aire. Al llegar justo en frente del cementerio, crucé la calle y llegué muy fatigada, con lágrimas en el ojo de haberme esforzado tanto. Yo no debía correr y es normal, porque me ahogaba. Entré en el cementerio y vi a pelotones de gente yendo de un sitio para otro. Se podían distinguir varios tipos de gente:

Carpe Diem (Harry Styles y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora