Capítulo 3

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En realidad, ________________ tenía miedo de conducir ella sola hasta el pueblo, sobre todo por West Shore Road. Bastaría un patinazo en la peligrosa carretera para escuchar los sermones de Ian.

—Abróchate el cinturón —le dijo él.
_______________ se volvió hacia él.
—Creo que tenemos que dejar una cosa muy clara. Ya no estoy enamorada de ti. Cualquier sentimiento que pudiera albergar de joven se desvaneció hace tiempo. Así que no te comportes como si me tuvieras comiendo de tu mano, porque no es así.

Se giró de nuevo hacia el parabrisas, avergonzada por su arrebato. Normalmente tenía mucho cuidado con sus palabras. ¿Qué tenía Ian para hacerla sentirse como una adolescente engreída? ¿Por qué siempre tenía que provocarla?

Ian puso el coche en marcha y descendieron por el camino de entrada. El todoterreno resistía fácilmente la ventisca y las malas condiciones, pero _________________ no estaba dispuesta a darle la satisfacción a Ian.

—¿Estabas enamorada de mí? —le preguntó él—. ¿Cuándo fue eso exactamente?
—Hace años —murmuró—. Apenas duró una semana. No lo recuerdo bien.
—Entonces, ¿ahora no sientes la menor atracción hacía mí? —insistió él, esbozando una media sonrisa irónica.
—No —mintió ella.
Ian pareció reflexionar sobre su respuesta por un rato.
—Lástima. Porque yo aún me siento atraído por ti. Sí, ya lo sé… Es increíble, ¿verdad?
—¿Aún? —preguntó ella, aturdida por su declaración.
—Sí, aún. Siempre me pareciste una mujer muy sensual.
_______________ se echó a reír por el descarado comentario.
—Por favor…
—No, en serio. Vamos,_____________. Mírate. Un hombre tendría que estar loco para no darse cuenta. Eres hermosa, sofisticada e inteligente.

__________________ no supo si se estaba burlando de ella o si le decía la verdad, pero en cualquier caso la hizo sentirse mejor. Sonrió.

—Todos los chicos estaban enamorados de ti aquel verano, antes de que te fueras a la universidad.
—Ahora sí sé que estás mintiendo… Pero sigue.
—Les dije que estabas comprometida.
Ella frunció el ceño.
—Pero no lo estaba. ¿Por qué les dijiste eso?
—Porque sólo querían una cosa de ti, y yo no quería que intentaran nada. No creía que estuvieras preparada para eso. Y… quizá porque me sentía un poco posesivo.
—Tú fuiste la razón de que me fuera a la universidad siendo virgen.
—Créeme, te habría ayudado a resolver ese detalle, pero no estaba seguro de ser el hombre adecuado para ello —hizo una pausa—. Supongo que lo pudiste solución hace tiempo…
_________________ se echó a reír.
—¿Me estás preguntando si soy virgen? Tengo veintiocho años.
—Te estoy preguntando si encontraste al hombre adecuado. Teddy comentó que estás viviendo con un abogado.

_________________ abrió la boca para decirle que Brian debía de estar sacando sus cosas del apartamento mientras ellos hablaban. Pero aquella confesión la dejaría sin ninguna defensa contra la seducción.

—Sí. Llevamos juntos un par de años. ¿Qué me dices de ti?
En realidad no quería saber la respuesta. Quería creer que ella era la mujer de su vida. Pero era una vana ilusión. Ian era un hombre demasiado atractivo.
—No hay nadie especial —dijo él—. Supongo que me estaba reservando para ti.

__________________ se mordió el labio y fijó la vista en la carretera. ¿Por qué le estaba diciendo esas cosas? ¿La estaba poniendo a prueba? A Ian siempre le había gustado provocarla, pero aquello era distinto. Era como si la estuviese desafiando a que se tomara en serio sus palabras.

Condujeron un rato en silencio. _________________ sacó el móvil y empezó a escribirle un mensaje de texto a su secretaria.

—¿Siempre llevas ese trasto contigo?
—Tengo que estar localizable. Hay mucha gente que cuenta conmigo.
—Esa gente puede arreglárselas sola. Tómate un descanso. Se supone que estás de vacaciones.
—Los socios no se toman vacaciones —replicó ella. Aun así, metió el móvil en el bolso sin acabar el mensaje.
Una pregunta la asaltaba. Nunca había tenido el coraje para formularla, pero necesitaba la respuesta.
—Si tan atraído te sentías por mí, ¿por qué me rechazaste aquella noche?
Él sonrió, pero sin apartar la vista de la carretera.
—Acababas de cumplir dieciocho años y yo ni siquiera tenía veinte. No me pareció que fuera el momento apropiado. Pensé que tu primera vez debía ser perfecta. No estaba seguro de poder darte lo que merecías —la miró de reojo—. Te hice un gran favor,______________. No quería que te arrepintieras de tu primera experiencia.

¿En tu cama o en la mía? (Ian Somerhalder & _____)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora