Cap 17

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Sus ojos seguían fijos en los míos.
Tan intensos como su persona,
tan feroces como su mirada.

Se alejó lentamente de mi acariciando mi mejilla con el dorso de su pequeña y delicada mano.
Sus dedos delgados rozaban mi mentón y yo no dejaba de mirarla.

Y es que en ese preciso momento ella parecía el sol y yo un idiota suicida que no podía alejarse del lugar.

Limpio sus lágrimas y se puso de pie.
Había recuperado su fuerza, su postura y toda esa belleza abrumadora con la cual me había atrapado.

— ¿Seguimos con el plan Trevor?

Yo solo asentí.
Y como lo hice desde esa noche no deje de seguirte.

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