Cap 25

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Eran las 2:30 de la mañana.
Seguíamos tirados en el estacionamiento, las estrellas se veían hermosas.

Yo no había dicho palabra, no quería arruinar el momento, la atmósfera era tan agradable.

Mi pecho subía y bajaba, mi corazón se aceleró de forma desbocada.
Y mis mejillas se enrojecieron.
Tan sólo por escuchar esas cuatro palabras.

— Trevor, ¿Quieres dormir conmigo?

Mi garganta se cerró.

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