IX

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—De rutinas y excepciones— 

~Gato~

Va un bondadoso y empático Gales caminando por la calle cuando de repente se encontró un gatito cachorro. Atacado por el amor a los felinos que no sabía que tenía (y porque el animalito era demasiado tierno y pequeño como para dejarlo allí) lo tomó en brazos mientras le acariciaba la cabecita y buscó por las casas cercanas si a alguien se le había perdido y al no recibir respuesta de ninguna parte se lo llevó a la propia, sin pensar que con eso desataría la casi Segunda Guerra de las Dos Rosas y que Escocia se adueñaría de él automáticamente bajo la bandera de que nadie contaba con la suficiente madurez como para criar a un gatito y él era el más indicado para hacerlo. Definitivamente él era ese hermano con el que compartía el amor a los gatos a niveles estratosféricos. A Gales, al final, le dio igual quién fuera el dueño del animalito mientras viviera ahí, a Irlanda también, pero a Inglaterra no, porque a Inglaterra le encanta llevar la contraria a la mayoría.

—¿Quién carajos te dio el derecho de adueñarte de todo en esta puta casa? —Se indigna el inglés delante de Escocia, cruzándose de brazos igual que una esposa enojada.

—Yo. ¿Algún problema? —Responde éste, amenazante, absoluto contraste entre su imponente voz y las caricias embobadas que le daba al felino.

—Sí, hay un problema—Insiste—. yo quiero al gato. Dámelo.

—No, es mío.

—En estricto rigor—Intervino Gales— Es mío porque yo lo traje.

—Tú no te metas, enano—Dijo Escocia, acostumbrado a llamar "enano" a todos sus hermanos—Eres pésimo mediador de discusiones.

Y ante esa negativa, tanto Gales como Inglaterra, sobretodo éste último, prefirió desistir un poco. Sólo un poco.

—¡Ya, bueno, quédate con él como su humano oficial! —Se rinde Inglaterra—, pero déjame a mí ponerle nombre.

—Ni lo sueñes.

—¡Oye, no seas egoísta! —grita, escandalizado.

—Gales debería ponerle nombre—Interviene Irlanda pero nadie le hace puto caso.

—Ya le elegí el nombre—Se adelanta Escocia.

—¿Ah, sí? —Pregunta Inglaterra, incrédulo—¿Y cuál es?

—Se llamará Wallace—Sentencia.

—¿¡Y eso por qué?! —Se escandaliza Inglaterra, otra vez.

—¡Pues porque le pregunté a mis huevos y dijeron que simón!

—¡Ojalá que el gato te depile también!

—¡Pues esta es mi venganza por eso, enano! —Dice, y abraza al gatito.

—¡Vete al carajo, Escocia! ¡Tendré mis propios gatos y les prohibiré que se te acerquen!

—Inglaterra, no puedes controlar a los gatos, es hora de que lo entiendas—Dice Gales despreocupadamente.

—¿Alguno de ustedes descerebrados quiere pensar en el estado de salud del gatito? —interviene Irlanda por segunda vez y ahora sí que los otros tres le hacen caso—Lo dejarán enfermo de los nervios, igual que a mí.

—Cierto—Gales le encuentra la absoluta razón—. Abogo por que Wallace sea de todos nosotros.

—Gales, te volviste socialista—Se lamenta Inglaterra, en voz muy bajita.

—No, no soy socialista, pero parece que nadie va a ceder.

—Bueno, ya—accede Escocia entonces, sin soltar todavía al gato que ya parece estar más que acostumbrado a él—. ¡Pero que duerma conmigo!

—Por mí no hay problema—Dice Irlanda.

—Ídem—concuerda Gales. Los dos miran a Inglaterra, quien aún no se manifiesta—¿Todos a favor?

El inglés asiente de mala gana.

—Al primer descuido con él me lo llevaré a mi cuarto, Escocia—Advierte.

—Qué coincidencia—Responde él, ácidamente—Ahí pensaba poner su caja de arena—Se burla. Inglaterra se le iba a lanzar encima pero los otros dos lo neutralizaron inmediatamente.

Fueron varios minutos los que ocuparon de su valioso tiempo en calmar las revoluciones de Inglaterra y el pobre Gales se jura a sí mismo y a todos los dioses que ha tenido más el que tiene en ese momento, que no volverá a traer animales abandonados a casa al menos en dos o tres siglos más.

...

Nota final:

AEscocia le gustan los gatos, lo dijo Himaruya-sama. Yo me lavo las manos. (¿?)

¡Gracias por leer! 

APH: Tiempo contigo | BritaincestDonde viven las historias. Descúbrelo ahora