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Severus Snape enamorado

Las conversaciones incómodas (odiosas) estaban a la orden del día. Snape se sentía frustrado. Amargado.

Sabía cómo esconder aquellos sentimientos, y mostrar una cara diferente, una feliz a los demás. Es bastante obvio que puede ser un hipócrita°, siendo lo que fue, un magnífico espía por años.

Pero él estaba por explotar. Ya no podía, definitivamente ya no podía.

Tenía ganas de ir a estampar al niño Diggory en la pared, además de callar a todo el mundo en aquella habitación.

No le importaba las desgracias de los demás, no le importaba con quién irían a cenar, con quien pasarían el día. No le importaba nada de los demás, y mucho menos ser un participador activo en la conversación.

En aquellos momentos solo quería ir con Potter y llevárselo de las manos del joven Cedric Diggory, su novio. Su maldito novio.

Severus Snape sabía que solo era un hombre grasiento, viejo y sin atractivo. No era un pretendiente para nadie. Incluso así él sabía de que no sólo tenía cosas desfavorables. Su inteligencia y habilidades en varias ramas eran sobresalientes, mucho mejor que la media. Lamentablemente esas cualidades no son valoradas como deseables, menos para un crío como Potter.

"Harry, llámame Harry"

Hace unas semanas Harry le había dicho aquello. Pero que Potter ahora sea Harry, no hacía más que hacerlo cercano a este. Y ya su viejo corazón no merece ilusionarse por algo que nunca va a llegar a suceder.

— ¿Se divierte, Snape?

—Por supuesto—. Para nada —. Con su permiso.

Estar en Hogwarts en una maldita fiesta de San Valentín no le divertía. Le estresaba.

Este día es como cualquier. Siempre lo ha pasado en solitario, disfrutando del silencio. Es decir, Snape siempre ha tenido un buen plan. Tenía todo listo para pasar su día leyendo y haciendo pociones, hasta que a Albus se le ocurrió invitarle a una reunión, sin derecho a replicar. Ahora todo su San Valentín estaba hecho un fiasco.

Más aun con Harry y su noviecito juntos. Comiéndose a besos.

Más aun él con su tonto enamoramiento.

Toda la cursilería había empezado cuando Potter había estado cuidando de él, luego de que Nagini lo mordiera. Su niño. Corrige, el niño también limpio su reputación. Cuando la guerra terminó, y él sobrevivió, pudo al fin ser libre. Y todo por ese desgraciado de Potter.

Acto seguido, siendo Potter como es, logró ablandar su corazón. ¿Cómo? Siendo el tonto Gryffindor que es. Sacándole platica, cocinándole, sacándolo a pasear, estando con él. En una palabra, amándole.

¡Ay Potter! ¿Qué has hecho conmigo? Pensó Snape.

De repente Harry notó a su profesor querido y Snape entró en pánico. Lógicamente no mostró su miedo, se mantuvo sereno, en calma. Por fuera. Ya que por dentro Snape quería huir del lugar, no quería enfrentar a un Potter tomado de la mano con Diggory. Pero ese Potter se estaba acercando, con una mirada brillante y con su sonrisa única.

—Severus, qué alegría verte, pensé que no vendrías —. Hablo el crío mientras le daba un abrazo de oso al mayor —.Primero, ¡feliz día de San Valentín! Bueno, ahora te quiero presentar a alguien, él es...

—El señor Diggory, claro está, su novio.

—N...

—Potter, no me siento bien, me retiro. Nos hablamos después, ¿sí?

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